08/11/2024 - 19:00 - Librería Proteo

Presentación de El camino de la fuerza interior (Ed. Viventi) de Leonor Cabrera, en conversación entre la autora y el director de El Tercer Piso Héctor Márquez.

08/11/2024 - 19:00 - Librería Proteo - Pta. de Buenaventura, 3 - Málaga
Entrada libre hasta completar el aforo.

Licenciada en periodismo -ha trabajado en Europa Press y El Mundo-, atleta en su juventud, la malagueña Leonor Cabrera descubrió el mundo de la terapia transpersonal y el coaching cuando se formó con el conocidísimo psiquiatra chileno Claudio Naranjo. Desde entonces, ha ampliado su formación en numerosas disciplinas terapéuticas y de acompañamiento, y le ha dado tiempo a abrir un centro en Benalmádena, Viventi, escuela de comunicación y desarrollo personal. El próximo viernes 8 de noviembre a las 19 horas, presenta en El Tercer Piso de Librería Proteo su primer libro, “El camino de la fuerza interior” (ed. Viventi), concebido según la autora como “un proceso de trabajo tanto psicológico como espiritual para conectar a través de siete pasos con nuestro poder personal y con la fuerza interior que está dentro de cada uno de nosotros”. Leonor conversará con el también periodista y director de El Tercer Piso Héctor Márquez. Dentro del ciclo Volver a las librerías patrocinado por Fundación Unicaja. Entrada libre hasta completar aforo.

EL CAMINO DE LA FUERZA INTERIOR es un camino de trabajo tanto psicológico como espiritual para conectar a través de siete pasos con nuestro poder personal y con la fuerza interior que está dentro de cada uno de nosotros. Esta fuerza interior es la que nos permite estar de forma plena en la vida, presente en lo que hay y dándole a la vida aquello que cada uno de nosotros tenemos para darle.

El objetivo de este camino de la fuerza interior es conseguir una sensación de congruencia interna, de fortaleza y de alineación que nos conecta con nuestro yo esencial, ese yo sabio, claro y, podríamos llamar, evolucionado que habita dentro de cada uno de nosotros y que está ahí, a la espera de ser visto, incorporado y puesto en acción en la vida.

Cada uno de estos siete pasos para alcanzar la fuerza interior va acompañado de una reflexión sobre qué me da fuerza y qué me la quita y de una afirmación a trabajar que condensa la propuesta de trabajo de cada una de estas etapas.

Este libro está estructurado en nueve capítulos, con ejercicios y afirmaciones a trabajar que permiten realizar un trabajo de conciencia y autotransformación interior y que permiten la conexión con la parte más esencial de cada uno de nosotros, así como la sanación de las propias heridas. Contiene propuestas de reflexión que permiten:

  • Aprender a escucharnos de manera profunda adquiriendo la conciencia necesaria para identificar qué me da fuerza en mi vida y qué me quita fuerza.
  • Cultivar una actitud de escucha interna a través de la que puedo responsabilizarme de cómo me manejo en la vida.
  • Desarrollar la actitud del guerrero y de la guerrera interior para hacer frente a la incertidumbre y a las crisis vitales que aparecen a lo largo de la existencia de una persona.
  • Conocer las principales heridas que se han producido a lo largo de la vida y tener herramientas para sanarlas.
  • Ver de forma clara cómo esas heridas han formado mi carácter y cómo han afectado a la idea que tengo sobre quién soy yo. Para entendernos mejor, empleamos el eneagrama como camino de desarrollo psicológico y espiritual y para descubrir quién aparento ser y quién soy en realidad.
  • Diferenciar cuándo actuó desde el ego y cuándo actúo desde la esencia y ser capaz de actuar cada vez más en contacto con la esencia.
  • La apertura a una nueva vida más en conexión con quien cada uno de nosotros somos en realidad y con nuestra fuerza interior.

EL CAMINO DE LA FUERZA INTERIOR (PRÓLOGO DE LA AUTORA)

Si en algo soy especialista es en fuerza. Durante toda mi vida, desde que tenía tres o cuatro años, he vivido con una obsesión: cultivarla. En mi imaginación, esa fuerza era la que me iba a salvar y me iba a hacer una persona realizada, poderosa y de éxito.

El primer regalo que recuerdo, y que me hizo mi abuela materna, fue un martillo. No un martillo de juguete como los que regalan ahora a los niños. Fue un martillo de verdad. Y yo, que por aquel entonces debía de tener dos o tres años, me tomé aquello al pie de la letra: debía dedicar mi vida a golpear con ese martillo para que me tomaran en serio. De hecho, al primero que golpeé fue a mi abuelo, con el correspondiente chichón que le causó.

Después me seguí dedicando a estar fuerte. Mi pasatiempo preferido era pegar a los otros niños para que se dieran cuenta de quién mandaba allí. La que mandaba allí era yo, por supuesto.

Y para eso había que ser fuerte. Tan fuerte como pudiera. Ya en la adolescencia me dediqué a hacer atletismo, en concreto a lanzar peso, disco y martillo y a hacer miles de series de pesas, moviendo miles de kilos, para ser algo tan abstracto como la mejor (¿de verdad se puede ser eso?). Cuando pasó aquella época, volqué todos mis esfuerzos en el periodismo, y mi primer trabajo serio, en una agencia de noticias, hizo posible que todo ese esfuerzo y competitividad que había volcado en el atletismo lo trasladara al periodismo.

Al principio, esa competitividad me satisfacía. Hacía que la adrenalina estuviera presente durante todo el día en mi vida. Había intensidad y cada vez tenía más poder. Pero, a medida que esa intensidad y ese poder crecían, en igual medida lo hacían mi vacío interior y mi sensación de profundo descontento. Sabía que había algo que estaba haciendo mal, que esa fuerza y ese poder que tanto había anhelado no me estaban dando la felicidad. Tampoco me lo daba el dinero, el poder hacer lo que quisiera en cualquier momento. Ahí fallaba algo.

Por aquel entonces tenía treinta y cinco años y me di cuenta de que ese algo que fallaba era yo. Era mi orientación. Eran mis metas y mi manera de expresar esas metas en el mundo, porque esa orientación me alejaba cada vez más de mi esencia, de mis necesidades, del contacto con quien era yo en realidad. Ese contacto llegó a través de la terapia gestalt, del eneagrama y, en especial, del trabajo en el Programa SAT del psiquiatra chileno Claudio Naranjo (Valparaíso, 1932-Berkeley, California, 2019), con quien encontré el camino que, sin saberlo, siempre había estado buscando. Y ese camino no era otro que el de mi esencia, el de la conexión con quien soy yo en realidad y con eso que tanto he intentado tapar a través de la fuerza física y del poder: ese yo real es un yo amoroso, también miedoso, vulnerable a ratos, y a ratos con una determinación extraordinaria. Mi fuerza estaba en mi interior, no en lo físico.

Por encima de todo, es un yo que tiene en su corazón su principal fuerza, en un corazón del que emana la misión de sembrar a mi alrededor semillas de conciencia que me da un plus de energía para seguir un camino más allá de quién soy, orientado al servicio, y más a dar que a recibir o a acumular. Un camino en el que yo pinto poco, en el que yo ya no soy importante, porque lo que en realidad importa es ser un vehículo para que estas páginas sean realidad o para que las personas que siguen procesos de desarrollo personal conmigo vuelvan a conectar con esa fuerza interior que ha estado aletargada durante tanto tiempo.

De hecho, este libro nació así: llegó sin más y lo único que me tocó hacer fue sentarme a escribirlo. Fue en un retiro de aislamiento con Claudio Naranjo, en noviembre de 2016, en Titignano (Italia). Claudio Naranjo hacía estos retiros con los discípulos que queríamos profundizar más en la dimensión espiritual de nuestro ser. Eran retiros de aislamientos en los que pasábamos nueve días encerrados en una habitación con una serie de tareas que acometer durante el día.

La meditación era el eje del trabajo que Claudio nos proponía. De hecho, durante esos días solo podíamos meditar, escribir, dibujar, escuchar música clásica o hacer algún tipo de trabajo físico, siempre dentro de la habitación, sin salir ni relacionarnos con nadie.

Y poco más.

Ahí fue cuando este camino de la fuerza interior comenzó a dibujarse. Ahí fue, en esos días de quietud, silencio y aislamiento, cuando este camino, que había sido el mío hasta llegar ahí, comenzó a escribirse.

Y ese es el camino que ahora tienes entre tus manos en forma de libro y que espero te sirva para conectar con esa fuerza interior que está esperándote dentro de ti.

Leonor Cabrera

Patrocina: