Charla/club de lectura de A orillas del tiempo (Siruela), de Fernando Wulff, relatos históricos sobre las globalizaciones en la Antigüedad. Con el autor y Héctor Márquez.
29/11/2024 - 19:00 - Librería Proteo - Pta. de Buenaventura, 3 - Málaga
Entrada libre hasta completar el aforo.
Los chistes antiguos solían comenzar con el clásico “va un francés, un inglés y un español…”. Este año, un libro de historias sobre la Historia escrito por Fernando Wulff, catedrático de las Universidad de Málaga, ha decidido contar el mundo de hace 2000 años como aquellos chistes: “un chino, un hindú y un andaluz… romano se ponen a mirar el mar”. Lo ha hecho en un libro editado por la mítica editorial Siruela y con él ha logrado un pequeño milagro usando la técnica de Sherezade en las 1001 noches. En “A orillas del tiempo” ha encadenado 75 breves relatos que usan tanto técnicas cinematográficas como el arcano arte de la narrativa y la metáfora, que el mundo ya era global y se interrelacionaba cuando creíamos que había civilizaciones que ni siquiera se conocían. Y ha puesto el foco en tres viajeros del pasado —el Emperador Trajano, el emisario chino Gan Ying y Sahadeva, personaje ficticio del Mahabharata— y en objetos reales que, como una novela de misterio, revelan los hilos invisibles que han conectado a la humanidad entera desde sus orígenes. Es Historia con mayúsculas, sí. Rigor académico y enorme documentación detrás. Pero es gran literatura en el cómo. Un cómo que sirve para poner el acento en el vínculo y en la alianza más que en los enfrentamientos bélicos. Es uno de los libros del año, y por eso en El Tercer Piso de Librería Proteo celebramos un encuentro especial con el autor, una mezcla de club de lectura abierto en conversación con el periodista Héctor Márquez, el viernes 29 de noviembre, a las 19 horas. Porque mirar al pasado con ojos diferentes puede traernos muchas enseñanzas al presente. Dentro del ciclo Volver a las librerías patrocinado por Fundación Unicaja. Entrada libre.
A ORILLAS DEL TIEMPO
«Cuando la realidad se vuelve inquietante y confusa, debemos retornar a cuanto hizo posible lo mejor de nuestra Humanidad. A ello nos invita esta obra sorprendente, emocionante, deslumbrante y reveladora. Uno de esos libros realmente imprescindibles».
Antonio Basanta
«Poca justicia podemos hacerle a este volumen con otras palabras que no vayan dirigidas a la recomendación de su lectura. Con este libro evocador, original y cargado de historias que se entrelazan una y otra vez el lector interesado tiene la oportunidad de asomarse, como Trajano en el Golfo Pérsico, a un mundo de extrema belleza y lleno de posibilidades, de pensar lo que fue y, especialmente, de imaginar lo que no fue».
Antonio Manuel Jiménez (El Debate)
A orillas del tiempo relata el encuentro crucial de tres culturas –China, India y el mundo grecorromano– en un mismo tiempo y lugar: el océano Índico en los albores de nuestra era.
La inmediatez de la actual globalización nos hace a menudo olvidar que esta es solo una más de todas las que nuestro mundo ha conocido. La primera, hace alrededor de dos mil años, fue el momento con mayores conexiones de la historia, pero también el de mayor extensión del pensamiento y la cultura escrita, cuando surgen o se consolidan las culturas grecorromana, china e india.
Tres miradas y tres viajeros —Trajano, Gan Ying y Sahadeva, personaje de la épica india— servirán en este libro para corporeizar en toda su plenitud una esfera compartida que canta a muchas voces, tan diversas como las fuentes documentales utilizadas para escribirlo: estatuas, tesoros, monedas, contratos, discursos, debates, poemas, manuales sobre el Estado, la buena vida o la salud, reflexiones sobre la condición de las mujeres, intentos de medir el mundo…
Decía Antonio Gramsci que todo ser humano es un intelectual. Dotados de palabra y pensamiento, cada uno de nosotros somos, pues, pura circulación de informaciones y de reflexiones y, como afirma Wulff en estas páginas, «los habitantes de una única bola contenida en una improbable burbuja que surca el espacio. Nuestra historia no es que refleje esa unidad, es que es esa unidad».
—Señor Wulff, ¿quién controla el presente controla el pasado y quien controla el pasado controlará el futuro?
—Con esperanza, no. Con un poco de esperanza, el futuro será nuestro. Es necesario dar una batalla por el pasado. Como se dice en el famoso libro Combates por la Historia, del historiador francés Lucien Febvre, el pasado es un ámbito en el que hay que estar continuamente mirando y explorando. Y en el que hay que aportar nuevas perspectivas. Entre otras cosas, perspectivas más objetivas que las que se han dado.
—Usted defiende que ninguna cultura nos es ajena, que “nada humano lo es”.
—Creo que el único “yo” y el único “nosotros” del que no me siento avergonzado es la condición humana. Lo demás son dialectos. Las culturas son dialectos de lo que los humanos podemos hacer. Las podemos entender todas, todas. Naturalmente, puede resultar complicado si no tienes las claves para entenderlas, pero esas claves las da la Historia, las da la Antropología. Objetivamente, creo que podemos entenderlo todo. Otra cosa es que estemos de acuerdo.
—Y sostiene que “los seres humanos en estos mundos conectados se parecían mucho más entre sí de lo que nunca se había parecido”. ¿Por qué?
—Venimos de tradiciones de pensamiento en las que se ha potenciado la diferencia. En los momentos actuales, se potencian muchas veces las diferencias, incluso desde posiciones que se creen críticas: lo importante es la identidad. Esto es un error. Cuando se ha estudiado desde esta perspectiva, se han buscado las diferencias y los contrastes, no los componentes comunes. En el momento que se aborda en el libro, hay más conexiones que nunca. Entre otras cosas, hay más culturas que deciden utilizar la escritura como un componente esencial de su identidad. Hay más gente que lee, más gente que se escribe cartas. Gente humildísima: soldados chinos y romanos, mujeres chinas y romanas… Sí, se parecen más que nunca.
—¿Se cultiva tanto la diferencia por su rentabilidad?
—La diferencia es rentable a muchos niveles. Es rentable para los Estados, para los nacionalistas, para quienes se inventan civilizaciones en conflicto, para potenciar la agresión. También para que se constituyan lo que lamo poderes, poderetes y poderitos.
(Extractos de una entrevista publicada en el diario El Mundo)
‘A orillas del tiempo’, de Fernando Wulff: tres miradas que se cruzan en el mar
Nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Pero todos nos parecemos a la imagen que tienen de nosotros. Con las civilizaciones y los amores pasa algo parecido. El otro nos ayuda a saber quién somos. La interfecundación de Oriente y Occidente es uno de los grandes temas de la Antigüedad. A él se ha dedicado con brillantez el historiador Fernando Wulff. Hace unos años, presentó una hipótesis inédita y audaz que sorprendió a los indólogos. El autor del Mahābhārata conocía la Ilíada e incorporó algunos episodios de la épica griega a la hindú. Una línea de investigación que nadie siguió, quizá por ese pacto entre caballeros que hay en las disciplinas científicas.
Wulff vive hoy en un promontorio frente al mar. Entre las Columnas de Hércules y el Camino de Damasco. Dos pequeños edificios erigen su biblioteca. Uno de ellos (donde duerme) custodia los tesoros de Grecia y China (aderezados con pinturas japonesas). El segundo, a cierta distancia protectora, la India y las culturas de Mesoamérica. La biblioteca como atmósfera propicia para la felicidad y la alquimia. Aquel episodio de interfecundación tiene ahora una nueva versión, más amplia, en A orillas del tiempo. Un relato a tres bandas: tres lugares y tres miradas. La primera es la del emperador Trajano, que desde el golfo Pérsico sueña con pisar la India y lamenta no poder hacerlo debido a su edad. La segunda es la de un embajador chino, Gan Ying, enviado a Roma en el año 97, desde la China de la dinastía Han, para conectar los dos imperios. La tercera pertenece a Sahadeva, un personaje de ficción, el menor de los cinco hermanos Pāndava, protagonistas del Mahābhārata. Con esos tres hilos, Wulff teje un tapiz fabuloso de la Antigüedad, en la que romanos, chinos e indios dialogan, chocan, sueñan, aprenden y comercian, mucho más entretejidos de lo que habitualmente se piensa.
Los episodios son variados y divertidos. Un buda es desenterrado en Egipto. Una diosa hindú aparece en las ruinas de Pompeya. Las intrigas en la corte de Cleopatra. Heracles espanta las moscas a Siddhartha. Estrabón nos invita a pensar el mundo como una manzana. Filón de Alejandría advierte que todo hombre bueno es libre y que las gentes sabias están por todas partes, aunque sean pocas. Augusto visita la tumba de Alejandro y rehúsa ver a los Ptolomeos. Eurípides menciona la absurda exaltación de los deportistas y su vejez desdichada. Dión Crisóstomo critica a los cínicos mendicantes. Hay también sitio para episodios culinarios. Un flan con pimienta, una receta de salsa para ostras, otra para evitar los gases de las lechugas. Nos topamos con Luciano de Samosata, uno de los grandes humoristas de la antigüedad, genio satírico y monologuista itinerante.
Por influencia del budismo, los chinos siempre creyeron que la sabiduría estaba en Occidente. El occidente de China es la India. En la segunda parte del libro aparecen el emperador Wu, el Tao te Ching y su desconfianza hacia el Estado, los éxitos militares de Ban Chao, las fuentes de río Amarillo (punto de giro del Sol y la Luna), el estanque de Jade. La consejera confuciana de la emperatriz, Ban Zhao. La historia de Zhuang Zi que, como los cínicos griegos, utilizaba parábolas de animales para explicar asuntos humanos.
Del lado indio, Wulff nos habla del emperador Ashoka, de sus matanzas y su arrepentimiento. De las monedas de Menandro, rey griego al que instruye el budista Nāgasena. De ascetismo y la pobreza de quienes viven de granos que no cultivan. De dioses al servicio del dharma. De la prostituta que detuvo el curso del Ganges. De cómo Roma fue sometida por un emperador hindú. Del ejército de monos que va al rescate de Sita. De Apolonio de Tiana, que sostuvo que los brahmanes enseñaron a los egipcios lo que saben. De la imaginería cosmológica de Krishna en la Bhagavadgītā. De las instrucciones para príncipes en apuros de Kautilya. Del hilo y el enredo de las reencarnaciones. De la invención de la poesía. De las instrucciones para hacerse invisible.
Un sinfín de historias, de sueños y aspiraciones expresadas con diferentes símbolos y metáforas. Un libro que sigue la estela de La India y el Catay, de Juan Gil, pero escrito con mayor libertad. Wulff sabe mantener el pulso narrativo, tiene la agilidad del novelista y el rigor del historiador. Y concluye con un lema antropológico: ninguna cultura humana nos es ajena.
(Juan Arnau. Babelia. El País)
Tres miradas
Este libro tomará como guía tres miradas que se cruzaron en el océano Índico hace casi dos mil años. Basta seguirlas y nos llevarán, esperemos, hasta buen puerto en un momento excepcional de la historia del planeta: la primera globalización de los viejos continentes. Es el encuentro de tres mundos y sus respectivas miradas, pero también de muchos más.
De todos ellos hablaremos dejando fluir las historias que los conectan, a veces directamente y otras a partir de un latido común que los une entre sí, más allá del espacio, y que los une también a nosotros. Hay quienes pensamos que si es cierto que el corazón tiene razones que la razón no conoce, las historias tienen razones que ni el corazón ni la razón conocen. Dejemos, pues, que nos hablen.
Las tres miradas partieron de tres lugares y de tres personajes distintos. (…)
La historia del mundo, la de los viejos continentes, y la del euroasiático en concreto, se ha presentado tradicionalmente como la historia de unos espacios o culturas que no se relacionan entre sí o, si acaso, lo hacen para la guerra. Cabría decir lo mismo de la historia de zonas más pequeñas dentro de ellos, empezando por los Estados, del pasado y del presente.
No está siendo fácil el proceso que nos lleve a aceptar con responsabilidad que no somos otra cosa que habitantes de una única bola contenida en una improbable burbuja que surca el espacio. Nuestra historia no es que refleje esa unidad, es que es esa unidad.
Es esa perspectiva que lo aísla todo la que hace que no se conozca suficientemente que durante los siglos I y II de la llamada «era común», la China Han y el Imperio romano conocían de la existencia de sus dos imperios, que había redes comerciales que los comunicaban. Y de la misma forma tampoco se sabe que el subcontinente indio vivió uno de sus momentos más creativos y más abiertos en el contexto de esos mundos en contacto y que una dinastía, los Kushanas, dominaba su parte septentrional y el Asia central. Si añadimos el Imperio parto ocupando Mesopotamia y las mesetas iranias hasta la India, cerramos el panorama de las cuatro grandes potencias del momento.
Es esa misma dificultad la que hace que no se valore suficientemente que desde el Egipto romano, el noreste de África y Arabia se pudiera llegar por mar no solo a la India, sino seguir hasta Vietnam y China, y el que las rutas terrestres llegaran aún a más lugares.
Quisiera contar aquí cómo se produjo todo esto. Y hacerlo, además, desde la riqueza que nos ofrece ese momento floreciente de encuentros, lleno de palabras y de testimonios materiales. Habrá historias de los tres espacios de donde provienen esas tres miradas y sus alrededores. Cada capítulo de los setenta y cinco de este libro contiene al menos un fragmento, una tesela de un mosaico con el que dar pie a la imaginación. Hay bastantes fuentes y son lo bastante apasionantes como para que nuestras conversaciones con ellas no requieran de grandes invenciones. Casi basta presentarlas y dejarlas hablar.
(…)
Hablaremos de todo ello y no solo de encuentros. Veremos contactos, influencias y reinterpretaciones, pero también paralelismos que sorprenden precisamente porque tienen lugar sin influencia exterior. El momento de mayor contacto de la historia del mundo hasta entonces es también el de mayor expansión de la escritura y del pensamiento de la historia. Las diferentes sociedades no son más que posibles combinaciones de nuestra condición de humanos. Ahora se muestran a nuestra mirada como un regalo que se abre. Ese encuentro de mundos vino para quedarse, continuó hasta nuestros días sin interrupciones y trajo muchas cosas, buena parte de ellas forjadas al calor del encuentro. Es suficientemente impresionante quizás recordar, por ejemplo, que el budismo se expande desde la India hasta China y más allá asumiendo las formas del arte grecorromano. Puede ser este un buen comienzo para que nosotros también empecemos a otear horizontes.
(Fernando Wulff. Del prólogo de A orillas del tiempo)
Fernando Wulff
Fernando Wulff nacido en Santiago de Compostela en 1955 y docente en Málaga desde hace más de 40 años, vive frente al mar y es Catedrático de Historia Antigua en la Universidad de Málaga (UMA). Con una formación inicial en Historia de Roma Republicana, masculinidad y género en la épica griega, nacionalismo e historia y usos de la antigüedad grecorromana en el mundo contemporáneo, ha ido interesándose en la historia global del Viejo Mundo, trabajando sobre la India y Asia Oriental en la Antigüedad. Es miembro de la International Association of Sanskrit Studies, de la Cátedra Assia de la UMA y Profesor de Historia del Grado de Asia Oriental-Corea de la UMA. Este año ha publicado un libro capital, que ha entusiasmado a la crítica A orillas del tiempo del tiempo. Historias entre mundos dos mil años atrás, en Editorial Siruela. Y el primer libro que publicó nuestra editorial Ediciones del Genal era un regalo para clientes de Librería Proteo que llevaba su firma (Otras) historia(s) de Málaga.
Sus últimos libros son Sin noticias de Italia. Identidades y pertenencias en la República Romana tardía, Sevilla, Zaragoza. Editorial Universidad de Sevilla; Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2021; In Search of Vyāsa: the Use of Greco-Roman Sources in Book 4 of the Mahābhārata. https://hdl.handle.net/10630/19438. 2020. El peligro infinito. Diosas, mujeres poderosas y héroes en cinco grandes épicas, Madrid, Marcial Pons, 2015. 2014. The Mahabharata and Greek Mythology. New Delhi: Motilal Barnasidass.
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