Lola Vivas

Flow

17/10/2025 - 19:00 - Librería Proteo

Presentación de Flow (Ed. Tres Hermanas), relatos de Lola Vivas, escritora, artista plástica y librera. Charla entre la autora y Héctor Márquez.

17/10/2025 - 19:00 - Librería Proteo - Pta. de Buenaventura, 3 - Málaga
Entrada libre hasta completar el aforo.

Flow (Tres Hermanas, 2025), el último libro de Lola Vivas, no es fácil de definir. No es una novela en el sentido tradicional, ni una serie de relatos cortos o poemas o diálogos teatrales. Y aunque se resista al género responde a una pregunta central: ¿Cómo imaginan las mujeres a los hombres en la actualidad y cómo transformar esas ideas en literatura? En cualquier caso, la suya es literatura sólida y muy sugerente. Para conocer la obra de esta creadora y empresaria renacentista (diseñadora, escultora, pintora, escritora, comisaria de exposiciones, profesora de escritura creativa, fundadora y directora de Cafebrería ad Hoc, un singular espacio cultural-librería en Madrid) hemos invitado a El Tercer Piso de Proteo a Lola Vivas. Será el viernes 17 de octubre, a las 19 horas cuando conversará con Héctor Márquez para presentar en Málaga su espléndido Flow y charlar sobre el futuro de las librerías. Con el patrocinio de Fundación Unicaja. Entrada Libre.

FLOW: sinopsis editorial

En Flow se teje un arco dramático entre el Hombre y la Mujer cómplice, íntimo, carnal y al tiempo distante y ajeno. La narración orgánica, con una cadencia propia del agua, discurre entre los murmullos de los distintos personajes que se solapan sin hacerlo y en los que no hay excesos, pero sí voluptuosidad, convulsa por momentos. Eros y Thanatos están presentes tanto en el miedo a disolverse en el fuego que arde y que destruye como en la pulsión exacta de vida, del placer y su búsqueda. Como dice Ángel Zapata “como toda la buena literatura, los relatos de Flow nos asoman a eso que hay en la vida capaz de desbordar lo que esperamos de ella”.

Cafebrería adHoc, librería y centro de ocio que regenta Lola Vivas en Madrid.

Flow (Fragmento)

Pero a ver. A ver.

¿No es ella la adulta?

Vuelve a mirar a la Niña y el parpadeo oscuro de sus ojos la atrapa durante un momento. Hay en ella una curiosidad incauta que desearía para ella misma. Esa forma de transformar los acontecimientos a su. antojo. Eludir las consecuencias. Como esos sauces. Bailan con sus ramas hasta el borde de la carretera. Se ondulan y desaparecen. Rápido. Tan rápido como aparecen otros idénticos o casi.

¿Cuándo acabará este bosque?, pregunta la Niña. Apoya sus pies sobre el salpicadero, los brazos cruzados sobre el pecho.

Es un rollo, añade, ¿no podemos ir más deprisa?

Regresa el silencio. Reaparece la urgencia. El acelerador y el pie derecho. Las luces largas como si con ese fogonazo resultara más sencillo eludir que la historia de los muñecos ya no da más de sí. La respuesta. El objetivo. ¿Por qué ahora? Donde las líneas punteadas del asfalto. Donde el chorro de luz ilumina la carretera de esa forma tan nítida. Ahí hay algo. Un bulto deforme a pocos metros.

 La Mujer da un volantazo.

La Niña pega un brinco, se pone en el asiento de rodillas y excitada grita ¡otro! al tiempo que la Mujer se paraliza, pega el cuerpo al respaldo, la efervescencia de los ojos oscuros revoloteando en su propia respiración.

Entonces, otro golpe.

Esta vez en el guardabarros delantero. Parecido a una patada o una coz seguido de un golpeteo abrupto en los bajos del coche.

Y la Niña que grita: ¡otro!

Y la Mujer que frena un poco, que mira a todas partes, a la Niña y sus muecas de diversión-profunda, mientras ella se sujeta al volante como si fuese lo único cierto. Inquieta porque no sabe qué sucede. Inquieta porque durante un segundo ha considerado la absurda idea de que los cuentos de la Niña quieran cruzar una línea prohibida. Mira la espesura de los sauces, afuera no ve nada, ¿acaso cabe la más mínima posibilidad de que exista una ciudad de muñecos ahí arriba?

Ni de broma.

Las historias de la Niña son lo que son.

Naderías.

Siempre quiso ser el personaje principal del cuento y por eso hace estas cosas: llamar la atención, fabular, esquivar el tiempo. Igual que hacía ella con sus príncipes torpes y su largo cabello pelirrojo y brillante cuando se soltaban la trenza. Era entonces cuando, sin motivo aparente, le hablaban en inglés. Con el pelo flotando sobre todas las cosas, decían frases en presente continuo. Cosas taxativas como you aren’t flowing, my sweetie o más sugerentes como sweetie, will we ever flow? Pero sucedía una vez más lo de la rueda, esa forma en que tiraba de la cabeza de los príncipes hacia el cristal, aquella sonrisa torcida en sus bocas tratando de restar importancia al asunto.

Así que de muñecos la Mujer sabe mucho, ¿va a hacerle caso ahora a la Niña? De modo que se estira, se agarra a la conciencia de su objetivo, a la planta de su pie sobre el acelerador, a la convergencia aún oscura pero cierta que se concreta allá al fondo. Y de pronto, otro golpe seco, y otro y otro más cuando la niña repite ¡otro!, y aplaude y chilla y señala a unos metros, ¡otro!, ¡mira!, dice, ¡otro más! ¡Y otro!, insiste, ¡otro!

Sobre el techo, el capó.

Sobre el parabrisas.

Por delante, a los lados, por detrás.

Cayendo como chinches por todas partes mientras la Mujer tarta de esquivarlos incrédula, mientras la Niña grita y ríe y ríe, su pequeño cuerpo estremecido en la euforia.

¿Debería parar?

Debería.

Así que la Mujer para el coche.

(…)

(Flow. Fragmento. Lola Vivas. Editorial Tres Hermanas. 2025)

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Reseñas y críticas de Flow:

Vivas construye una escritura líquida, cargada de sensualidad y pensamiento, que danza entre géneros –relato, poesía, teatro, carta, collage– y se instala en los bordes. La casa, como la infancia, se presenta viva y derruida, territorio de lucha y deseo. Y ahí está la Mujer –todas ellas, nosotras– que piensa, que conduce, que se va. Que fluye. Porque si algo articula este artefacto literario es la genealogía femenina que no se deja domesticar: mujeres que arden, que se rehacen en el fuego, que no piden permiso para desear. La tensión con el Hombre se narra desde la incomodidad del diálogo fallido, la imposibilidad de comprenderse sin antes desmontar las estructuras del lenguaje, del amor, del poder. La voz masculina se defiende, pero llega tarde mientras la mujer ya se ha escrito, ha hablado, ha huido, ha fundado otro mundo. Vivas que viene de la pintura y la escultura encuentra aquí su forma de arte total. La palabra como materia que se modela y arde. Un libro incómodo que fluye. Como el deseo. Como la rabia. Como el pensamiento.

(@lecturas_adulteradas)

Flow (Tres Hermanas, 2025), de Lola Vivas, no es fácil de definir. No es una novela en el sentido tradicional, ni una serie de relatos cortos o poemas. Se resiste al género, se transforma, acumula impresiones en lugar de seguir un camino. Fragmentario y lírico, este libro híbrido gira en torno a una pregunta central: ¿Cómo imaginan las mujeres a los hombres en la actualidad? O, más precisamente, ¿qué componen las mujeres en su cabeza sobre la masculinidad y qué sucede cuando esa composición se hace visible a través de la literatura?

En Flow, el hombre no habla por sí mismo sino a través de lo que la mujer escucha decirle. Es imaginado, interpretado y escrutado desde una perspectiva femenina, reducido —o elevado— a signos y símbolos, animales y gestos. El hombre no tiene voz interior aquí; su presencia está esculpida a partir de las percepciones de la mujer. Se convierte en un objeto de especulación, un enigma, un espejo que refleja los pensamientos, las frustraciones y las necesidades insatisfechas de la mujer.

Este desequilibrio es deliberado. Como me cuenta Lola Vivas, Flow no es una historia de amor. No trata de una pareja que se une, se separa o se reconcilia. No hay un arco lineal, ni un crescendo emocional, ni una resolución. Tras leerlo, me parece que el libro tiene forma de espiral, que gira en torno a cuestiones como la intimidad, los malentendidos, el erotismo y la desconexión. Y en el centro de esa espiral se encuentra la mujer que piensa, habla y escribe.

(Luis de León Barga. Libros, nocturnidad y alevosía) 

La niña que aprendía a fluir

Flow es la historia de Alicia en el país de las maravillas y de La metamorfosis, La niña y la mujer son también Eva, la que comió la manzana y todavía intenta compartir aquella sensación, aunque el amante no parezca interesado en su deseo de conocimiento, Alicia, la protagonista de Flow, que no se llama por supuesto ni Alicia ni Eva, no malgasta su tiempo con reinas ni juegos ni gatos, Está eso sí, la casa, que quizá sea la infancia, una casa viva e imaginada, una ruina en la memoria, un espacio para las luchas de poder, los deseos, el deseo, el sexo, y me viene ahora a la cabeza la protagonista de Portero de noche Charlotte Rampling/Lucía. Esas cosas que suceden en la hendidura, la grieta.

Y la Gata, esa gata tan de María Zambrano, que decía que si supiéramos leeríamos en ella toda la sabiduría de antiguo Egipto.

La Mujer, Lola Vivas es ya una genealogía. Sus personajes fluyen porque hay una genealogía de mujeres libres, que en lo húmedo, danzan. Que piensan. Que se rebelan. Que no se conforman. Que tienen las herramientas para ser independientes. Que conducen. Que se van. Son capaces de comprender a Gregorio Samsa y hacerlo suyo. Sí, Gregorio Samsa somos todos los hombres.
“Flow”, siguiendo con Kafka, sería, más bien, una carta a la madre. (…)

La voz de Lola Vivas penetra cada página de este “artefacto literario”, como lo definió Esther Peñas. Un libro que de alguna manera se nutre de géneros variados y juega con lo incómodo, ese estar al borde. Clarice Lispector, por seguir con la genealogía.

Lola Vivas pintora, escultora, librera, profesora… creo que en la escritura ha encontrado una fertilidad nueva, una forma de expresión total en la que se siente especialmente cómoda y poderosa. De hecho, detrás de sus cuadros estaba la escritora, esperando su momento.

Un libro, también, para los hombres que quieran entender a las mujeres. O intentarlo.

Pensé llamar a este texto “La hija de Kafka”. ¿Y por qué no “La hija de Freud”?, se metió en mi cabeza luego. Freud y sus queridos perversos polimorfos. Entre Kafka y Freud la niña va aprendiendo, eligiendo. Y descubre y aprende, porque a veces los pensamientos son como larvas… y hay que crecer.

(Jesús Gironés. Revista digital arte.es)

Lola Vivas

Lola Vivas ha desarrollado la mayor parte de su carrera artística en Madrid. Al terminar Diseño en la Universidad Politécnica, completó su formación humanística con estudios de artes plásticas, fundamentalmente de pintura y escultura y ha expuesto su obra de forma regular tanto dentro como fuera de España durante veinte años.

Ha colaborado en prensa escrita, en la realización de monográficos de arte, como free lance en diseño y también en comisariado de exposiciones. Forma parte de la cuarta promoción del Máster de la Escuela de Escritores donde ha impartido clases de Relato, Novela y Escritura Creativa y es fundadora y directora de Cafebrería ad Hoc, un espacio cultural-librería en Madrid. Algunos de sus relatos han sido publicados en varias antológicas de cuento y en revistas literarias. Ha escrito dos novelas Hola, tesoro (2009) y Oscilación (2015) y ha publicado Cachorros de arena (Torremozas, 2021) y Flow (Tres Hermanas, 2025).

Lola Vivas
@lola_viva

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