16/12/2022 - 19:00 - Librería Proteo

Las claves de una de las novelas del año de la mano de su autor. Modera: Héctor Márquez

CÓMO PARTICIPAR EN EL CLUB DE LECTURA DE EL TERCER PISO

Con Vengo de ese miedo (Tusquets) inauguramos el club de lectura de El Tercer Piso. Tendrá lugar el próximo viernes 16 de diciembre en El Tercer Piso de la librería Proteo. Contará con la presencia del autor, quien nos desvelará varias claves de su obra y será moderado por el coordinador de ETP, el periodista y gestor cultural Héctor Márquez. Aunque no será necesario inscribirse para asistir, sí pedimos a l@s lector*s que deseen hacer sus aportaciones y preguntas durante la sesión, que nos comuniquen previamente por correo electrónico a [email protected] o bien por wassap al 607458943 (Héctor Márquez) su voluntad de participar con la idea de reservar el espacio y los turnos. Quienes deseen participar y aún no hayan leído el libro pueden solicitar los ejemplares a través de nuestra página web o directamente en la librería. El mismo día de la celebración del Club de Lectura habrá ejemplares de la novela para quienes deseen adquirirla.

https://www.libreriaproteo.com/libro/ver/3379651-vengo-de-ese-miedo.html

Vengo de ese miedo
Autor: Miguel Ángel Oeste
Editorial: Tusquets. Colección Andanzas
304 páginas. 18,50 €

Tal vez sea su comienzo demoledor donde el narrador confiesa abiertamente que quiere matar a su padre y el constante juego entre realidad y ficción que hace que el lector nunca sepa a ciencia cierta si está leyendo una novela o una confesión autobiográfica, el caso es que Vengo de ese miedo se ha convertido en una de las novelas de las que, como pedía Sara Mesa en la solapa promocional del libro, todo el mundo está hablando en la producción nacional de 2022. El tema principal de la novela es el procesamiento de los abusos, malos tratos y violencia física en la familia durante la infancia y cómo eso condiciona la visión del mundo de la víctima. Y, sobre todo, hasta que punto, hablar de ello, contar la herida puede resultar liberador, catárquico o hasta incluso sanador.

Miguel Ángel oeste

Miguel Ángel Oeste. Málaga, 1974, es licenciado en Historia y Comunicación por la UMA. Es escritor, guionista, realizador y crítico de cine y lleva años trabajando en el comité de dirección del Festival de Cine Español de Málaga y de la semana de cine de Melilla. Como novelista ha publicado con Zut Ediciones Bobby Logan (2011) y Far Leys (2014), y con Andanzas de Tusquets, Arena (2020) y Vengo de ese miedo (2022). Sus relatos han aparecido en diversas antologías y coordina distintas publicaciones que relacionan cine y literatura, ha colaborado en diversos medios de comunicación, entre ellos El Cultural, Rockdelux, Diario Sur, Caimán. Cuadernos de Cine, Fotogramas y Fuera de Series. Codirector y guionista de documentales como Vibraciones o Melillenses es apasionado del cómic y la novela gráfica, el cine de género, los superhéroes o el surf. En sus novelas ha logrado que el territorio real de su infancia y adolescencia, el barrio malagueño entre turístico y marinero de Pedregalejo, se convierta en terra mítica. Tras haber recibido grandes críticas por sus obras anteriores, su última novela, Vengo de ese miedo, con dos ediciones, se ha convertido en uno de los títulos del año.

Resulta difícil leer Vengo de ese miedo pensando que se trata de algo más que de una confesión personal novelada, toda vez que el propio Oeste ha admitido haber sufrido abusos parecidos al del protagonista en su infancia. Pero es sobre todo un artefacto literario de investigación familiar, que intenta dar explicaciones a la psique de un maltratador, el padre del protagonista, recomponiendo la memoria de una tragedia, la de su familia, que se desarrolló en el mismo espacio donde otros niños vivían felices sin miedo.

Recogemos aquí algunas de las opiniones y entrevistas que se han publicado sobre la novela.

PREGUNTA.- ¿Qué es Vengo de ese miedo? ¿Novela, autoficción, confesión…? Hay mucho de memorias, pero también de thriller psicológico.

RESPUESTA.- Sí, hay de todo. Para mí la novela es un híbrido. Todo está ya contado y lo importante es cómo lo cuentas. Pasé de una tercera persona que parecía impostada a un narrador en primera persona y mezclé los géneros: hay terror, género policial, novela testimonial, crónica familiar y también la crónica de una época.

P.- ¿Qué hay de ficción y qué de realidad? ¿Por qué usar la ficción para contar una historia real?

R.-Toda novela tiene una base real. ¿Qué es verdad y qué es mentir? Todo está mezclado y transformado. A veces es más fácil contar la verdad a través de la mentira de una narración ficticia.

P.- ¿Por qué escribirla? ¿Por qué publicarla? ¿No te daba miedo abrirte en canal de esa manera ante el lector?

R.- Cualquiera que escriba se expone y las críticas te afectan. La gente que escribe estamos un poco mal de la cabeza y somos frágiles, pero uno escribe lo que le llama. Son historias que te van acompañando a lo largo del tiempo.

P.- El estilo es descarnado y notarial, directo, supongo que buscado ¿no?

R.- Un niño que no ha amado es algo muy triste. Me preocupaba mucho el lenguaje del dolor. Escribir es una forma de estar en el mundo y el estilo lo marca la historia que quiero contar. Es un estilo aparentemente sencillo, directo, pero está muy trabajado,  pensado durante años para que funcione y tenga ritmo.

P.- En la obra hay dos libros: la historia familiar y la narración de la propia investigación y escritura de Vengo de ese miedo. ¿Cómo llegas a darle esa forma?

R.- Es un libro escrito al compás del tiempo. Era para mí importante que fuese modificándose la escritura a lo largo de la obra. Al principio está escrita desde el rencor y se va acompasando y perfeccionando a medida que el narrador va cambiando. Aunque todo esté escrito desde la actualidad.  El texto lo he ido modificando sobre la marcha, pero la estructura está buscada. Sobre todo, hablo de la escritura: de los efectos de ella sobre quien escribe y sobre quien lee, sobre sus límites, sobre qué se puede contar y qué no.

P.- ¿Cómo está siendo recibido el libro por los lectores?

R.- A un sector masculino de cierta cultura le incomoda. Creo que las mujeres lo leen mejor. Estoy recibiendo mensajes de mujeres que dicen que el libro les ha ayudado y les ha servido más que muchas horas de terapia. La gente tiende a pensar que la novela es mi vida, pero es una historia basada en ella. Es un libro pensado para conmover, medido y contenido en la violencia, pero que te remueve cosas. La realidad siempre va a ser peor que la ficción.

Cristóbal Villalobos. The Objective

Cuando uno lee las primeras páginas del libro, uno tiene la percepción de una narración desgarradora, no solo por lo que significa albergar el deseo de privar de la vida a quien te la ha dado, sino también por la agonía existencial que supone este deseo en la conciencia.

Quiero matar a mi padre […] Quiero matarlo. Siempre lo he querido. Lo repito y no dejo de hacerlo, como si me proporcionase placer, como si en la repetición fuera posible hallar el valor necesario. Paradójicamente me asalta la idea de llamar a mi padre y entrevistarlo para extraer su visión de los hechos con el fin de plasmarla aquí, en este libro. Pero no me atrevo.

El juego simbólico de estas afirmaciones anticipa los códigos lingüísticos de un texto que, lejos de aminorar un sentimiento, un deseo, carcome –como una enfermedad terminal– la conciencia de un lector que, de golpe, pone en perspectiva toda su vida pasada y presente, sus relaciones personales, pero, sobre todo, su relación con los padres y los hijos.

Vengo de ese miedo no es solo una novela sobre la violencia, es sobre todo el planteamiento de un conflicto desde lo que he llamado la ontología de la víctima. Para que existan víctimas –como acotara Fernando Aramburu en su novela Patria— tiene que haber victimarios. Sin embargo, concebir ese rol en un sujeto que puede ser llamado padre, descoloca cualquier relación natural o lógica.

Por eso los personajes de la novela de Miguel Ángel Oeste somatizan física y metafísicamente el dolor; y lo hacen porque este esboza los pilares sobre los cuales la arquitectura del miedo levanta un templo donde reinan la culpa, la venganza, pero también la resignación y el desconcierto. El miedo comienza a ser atávico y, lentamente, modela la personalidad de un niño agobiado por las culpas que le ha tocado vivir. No se puede venir sino desde la experiencia del miedo, lo cual hace de este texto un libro siniestro, una pesadilla que logra inocular en el propio lector un sentido de culpa profunda, pero también un ejercicio de reflexión sobre la condición humana.

Antonio Correa Iglesias. Rialta.org

 En ‘Vengo de ese miedo’ encontramos dos tipos de textos. Por un lado, la crónica más o menos ordenada, más o menos cronológica, de la vida de sus padres. Cómo se conocieron, su enfermiza relación de necesidad y deseo; el influjo de sus familias, la llegada de los hijos, las noches de drogas y alcohol. Por el otro, un cuaderno de bitácora sobre cómo el autor afronta la escritura de este libro. En qué año surge la idea, los parones y los períodos más fértiles, el dolor al llegar a determinados puntos de la historia y cómo eso se enfrenta a la realidad que vive en esos momentos.

Uno de los puntos más interesantes son las reflexiones sobre el lenguaje y cómo la elección de las palabras puede construir realidades. Que a la ausencia la denominemos como relación, que al temor lo etiquetemos como amor, que el hogar sea un fuerte en lugar de un refugio, que escojamos la palabra padre para calificar un vínculo en el que no existe el afecto, el respeto ni la admiración.

En el formato escogido para contar esta historia priman la desorganización y el caos. Algo que conecta de forma directa con los procesos mentales que se encuentran muy lejos del orden y el equilibrio. A pesar de haber conversaciones no hay diálogos directos. El cambio de la primera persona del narrador a la segunda de los testimonios —dentro del mismo párrafo o incluso de la misma frase— está ejecutado con maestría y precisión. Y a lo largo de todo el texto se utilizan herramientas de anticipación para preparar al lector —y diría también que para armarse de valor el autor— sobre algunos de los acontecimientos expuestos. Esta introducción del futuro busca generar desasosiego e incomodidad, rechazo ante algo que sabemos que ha sucedido y que no queremos que nos sea desvelado.

 A pesar de todo, creo con firmeza que ‘Vengo de ese miedo’ es una obra luminosa. Deja abierta una ventana a la esperanza, a la redención y al perdón. Eso sí, a uno mismo. Un canto a la superación, al amor propio y al deseo de ser todo lo feliz que se pueda llevando a cuestas algo tan pesado como es el miedo.

Marta Marné. La Nueva España

¿Qué puede impulsar a un hijo a desear de forma persistente la muerte de su padre? ¿Qué oscuros sucesos empujan al rencor, el resentimiento, el odio? ¿Qué nos mueve a tratar de entender el infierno al que nos abocan desde la infancia? A estas tortuosas preguntas trata de responder Miguel Ángel Oeste en su novela Vengo de este miedo (Tusquets). El narrador reconstruye su relación con un progenitor monstruoso, violento maltratador, adicto al sexo, el alcohol y las drogas. En su deriva, arrastra a la madre y a los hijos, dependientes y sumisos, paralizados. Recupera ese pasado a través de los testimonios de cuantos se relacionaron con ellos. Edifica así una crónica familiar, con destellos de thriller, que es también la de una época, la Málaga de los años 80 y 90. La narración refleja las dudas del propio autor en su proceso creativo, en el funcionamiento de la memoria, en el consuelo de la escritura. Y la inquietud de que ese miedo atávico se prolongue en sus hijas.

Manuel Sollo. Entrevista en Biblioteca Pública. RNE

No sé muy bien qué deciros y a la vez os lo quiero decir todo. La lectura de Vengo de ese miedo de Miguel Ángel Oeste marca un antes y un después en mi recorrido literario. Porque nadie puede salir indemne de esta novela. Nadie. Tampoco sé si trazarme una línea imaginaria para hablaros de este libro, una frontera que nada tiene que ver con desvelar más de la cuenta sobre su argumento, sino con el respeto, el respeto a la narración, al narrador, y a la memoria.

Vengo de ese miedo retrata una historia de maltrato y violencia. Cuentan que el relato contenido en estas páginas tiene tintes autobiográficos, pero no nos quedemos ahí. Oeste quiere dejar claro que hay mucho más. El narrador de esta novela (y dejadme que siempre me refiera al narrador y no al autor del texto) se plantea relatar en este libro sus vivencias durante su infancia y adolescencia, la relación que mantuvo con su padre, -si se le puede llamar así-, la relación que tenían sus padres entre sí, la atmósfera de su hogar. Desde la edad adulta, el narrador regresa al pasado para analizar, con los ojos de hoy, cómo fueron aquellos años y qué huellas han dejado en su camino. ¿Qué imagen tiene él del padre? El narrador cree saber lo que vivió, pero a veces le entran dudas. ¿Es real lo que aflora en forma de recuerdo? ¿El padre era tal y como él lo rememora? Para averiguarlo decide entrevistar a diversas personas que trataron con aquel hombre en aquellos años, para ir componiendo así el retrato de una etapa marcada por el miedo, un tiempo en el que el narrador se vuelve un náufrago medio ahogado en un mar en tempestad, capeando temporales de destrucción, de humillación, y de maldad.

Pero Vengo de ese miedo no es solo el retrato de unos años de infancia oscuros y desgarradores. No solo pretende mostrar al niño convertido en superviviente, a aquel que buscaba en sus cómics el único instante de paz, soñando con despertarse un día con algún superpoder que le permitiera matar al malo. Aquel niño, hoy adulto, sigue deseando que algún héroe de infancia, de aquellos que protagonizaban sus tebeos y que su padre un día hizo pedazos, le preste su magia para derrotar al enemigo.

Marisa G. Lecturápolis

Los cinco de Miguel Ángel Oeste:

  • Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan (Anagrama)
  • El gran Gatsby. De Scott Fitzgerald (Debolsillo o de la editorial que sea)
  • La nieve estaba sucia, de Georges Simenon (Acantilado o Andanzas de Tusquets)
  • Cuentos, de John Cheever. (Debolsillo)
  • Mis rincones oscuros, de James Ellroy (Literatura Random House)