03/03/2023 - 19:00 - Librería Proteo

Conversación entre Antonio Jiménez Millán y Héctor Marquez sobre su experiencia lectora y escritora alrededor de los dos últimos libros del poeta granadino, Noche en París y Memoria del agua.

Cómo empecé a leer

03/03/2023 - 19:00 - Librería Proteo
Entrada libre hasta completar el aforo.

Es uno de los grandes poetas españoles contemporáneos, heredero, además, de aquellos poetas-profesores de la Generación del 27 en su múltiple vertiente docente, creadora, investigadora y de guía de poetas y estudiantes más jóvenes. Antonio Jiménez Millán, nacido y titulado en Granada, pero instalado en Málaga desde los años 70 añade al enorme nivel de su producción poética un carácter de generosidad y bonhomía que le ha granjeado la amistad de la práctica totalidad del planeta poético español. Con cinco de los grandes premios internacionales de poesía en castellano ganados -desde el García Lorca en el 76 hasta el Hermanos Machado en el 2022- viene a El Tercer Piso a conversar con Héctor Márquez sobre su experiencia como lector, escritor e investigador. Y, sobre todo, a presentar sus dos últimos libros Memoria del agua (Antología de poemas de Granada) y Noche en París (Vandalia. Fundación Lara). Será el viernes 3 de marzo a las 19 horas. En El Tercer Piso de Librería Proteo. Entrada libre.  

NOCHE EN PARÍS

Noche en París (Colección Vandalia. Planeta de Libros. 2022) se caracteriza, en primer término, por su variedad formal y temática. Poemas narrativos, poemas en prosa, haikus y sonetos aparecen a lo largo de las cinco secciones en que se divide el libro, con un claro predominio de la vena intimista y del poder sugerente de la memoria, que rescata imágenes sucesivas de una biografía, momentos de intensidad, fotografías aparentemente olvidadas, personas que se fueron y distintos estímulos culturales. Desde la infancia y la adolescencia surgen iluminaciones del presente en el primer apartado, “Memoria del agua”; tanto en esta sección como en la siguiente, “Retratos”, las referencias a la pintura y a la literatura se asocian directamente con la vida, igual que en los poemas en prosa de la sección que lleva el mismo título del libro, “Noche en París”. El homenaje a la capital francesa está vinculado a su indudable carácter de centro y símbolo cultural, no solo del internacionalismo de las vanguardias sino de tendencias mucho más actuales. Los cinco sonetos de “Fragilidad” surgieron durante las primeras semanas del confinamiento, a raíz de la pandemia que en 2020 nos ofreció el paisaje fantasmal de las ciudades vacías y el riesgo de lo desconocido. El último apartado, “Sentimental Mood”, es una sucesión de evocaciones de experiencias amorosas que siguen el hilo conductor de la música, como una forma de viaje al pasado: aquí están presentes la música clásica, el jazz, el tango, el bolero, la canción francesa (desde Edith Piaf hasta Juliette Greco) y los cantautores españoles. Notas muy diferentes que, sin embargo, forman parte de la educación sentimental y son fragmentos de vida.  

MEMORIA DEL AGUA
(Poemas sobre Granada)


Memoria del agua (Colección Juancaballos de Poesía, 2022), un conjunto de 38 poemas sobre Granada, es una edición que surge de la complicidad con el pintor Juan Vida y, al mismo tiempo, de mi preferencia por el libro como objeto de arte. Juan Vida y yo nos llevamos pocos meses de edad y hemos compartido barrio, colegio (aunque, curiosamente, ninguno de los dos recuerde al otro en aquellas clases de los Escolapios; sí a compañeros que tuvimos en común) y, más tarde, aficiones, lecturas y amistades. Mi primer recuerdo de Juan es de finales de los setenta, en la librería Teoría, donde él hizo una exposición; allí conocí también a Luis García Montero, y solía reunirme con amigos y maestros como Juan Carlos Rodríguez, Mariano Maresca, Álvaro Salvador, Javier Egea o Andrés Soria Olmedo. Ya en los ochenta, estuve en la memorable inauguración de “Iré a Santiago”, que contó con la presencia de Rafael Alberti, y quedan fotos de algunas noches alegres de La Tertulia, el local de Horacio Rébora. Y así, hasta hoy.

Yo me había trasladado a Málaga a finales de 1976, pero no dejaba de venir a Granada, en cuya Universidad presenté mi tesis doctoral. El libro Memoria del agua es el resultado de 22 años vividos en Granada y de viajes constantes desde Málaga. Uno de mis libros de poemas, Restos de niebla (1983), se iba a llamar La historia en dos ciudades. Granada es la protagonista central de estos poemas, a través de la perspectiva cambiante de mis experiencias. Aquí está la mirada del niño en “Diciembre” y “Días de radio” (un título tomado de Woody Allen, obviamente), asociada a veces a un mundo rural que ya no existe (“Carros”, “Trilla”); están la curiosidad del adolescente con sus paseos interminables y la música de entonces (“Calle Jazmín”, “Partituras”, “Me and Mrs. Jones, 1972) y, naturalmente, el mundo familiar: el estudiante que recuerda su infancia en la misma Facultad donde trabajó la madre como bibliotecaria (“Palacio de las Columnas”), pero también marca las diferencias ideológicas con el padre (“Dominio de la herrumbre”).

La imagen de una casa en el Albaicín, ya desaparecida, marca otros poemas como “Cruz de Quirós” y “Días tranquilos en el Albaicín (1976)”, centrados en los años de la Transición. A esa época se refieren también “Ciudad lejana”, que menciona el primer homenaje tolerado a Federico García Lorca el 5 de junio de 1976, “Invisible” (sobre el servicio militar), “Realismo sucio”, “Clandestinidad” (1974), “Demian”, “Noche de otoño, 1975” (que parece más bien el principio de un relato de misterio) o “Místico López”. En otro sentido, la ciudad está vinculada al recuerdo de amores más o menos lejanos que aparecen en “Cruz de Quirós”, “Nadja”, “Azar”, “Magia”, “Sobre los tangos” o el inédito que cierra el libro, “Días de 1983”, que establece otra forma de complicidad a partir de un tema de Miguel Ríos. También están presentes algunos homenajes (“Retrato de un artista hacia 1960”, “Biología, historia”, dedicado a Juan Carlos Rodríguez, o “Una visita a la Alhambra”, que evoca al poeta Joan Margarit).

En el “Romance de San Miguel”, de Federico García Lorca, figuran estos dos versos: “Y el agua se pone fría / para que nadie la toque”. El agua de Granada, sobre la que escribieron Manuel Machado (“agua oculta que llora”) o Juan Ramón Jiménez. El río Darro aparece en mi poema “Hotel Ladrón de Agua”, la impresión del que vuelve a su ciudad como si fuera un turista; me parece que su final refleja bien esa situación: “Sólo soy / el viajero que firma en recepción, / el ausente que nunca terminó de marcharse”.  Creo que la afinidad entre el mundo creativo de Juan Vida y el mío es la clave fundamental de Memoria del agua. Algunos poemas como “Fábrica abandonada” y “El viento entre los álamos” se inspiran en sus cuadros y dibujos. Mi memoria personal ha escogido el símbolo del agua, tan unido a Granada, y creo que los textos se complementan muy bien con los dibujos de Juan Vida: son poemas e imágenes que reflejan la diversidad de un espacio urbano vivido, compartido. La última sección del libro reúne seis poemas inéditos, escritos entre 2018 y 2019.                 

A. J. M.

Cruz de Quirós

A Andrés Soria Olmedo

I

No se veía el mar desde la casa.

Éramos huéspedes forzosos del cansancio,

igual que aquellas sombras exteriores,

casi olvidadas de nosotros.

Cuántas veces he vuelto a sentir

su olor de mantas viejas,

la resaca de un ron mezclado con los sueños

de amores imposibles,

signos de libertad,

banderas clandestinas.

Y el calor de los días últimos de junio,

cuando el deseo nos acercaba más

a sus propios fantasmas,

como un presagio de la despedida.

Después de algunos años aprendí

que el exilio es también una costumbre,

que no se puede conciliar

esa pasión de quien empieza

a descubrir un cuerpo

y la serenidad ambigua, triste,

que suele atribuirse a la experiencia,

una dudosa dádiva del tiempo.

Calle Cruz de Quirós,

una casa cerrada y un invierno.

Después de algunos años,

quise volver con ella:

me salvaba su voz,

su luz inesperada,

el recuerdo del mar desde sus ojos.

II

Aquella tarde fue también su casa.

Yo le hablé del zaguán,

del patio con macetas de aspidistra,

de los cuartos sombríos

y las hojas de yedra en las ventanas

que nunca pudo abrir.

Le hablé de aquellas noches

como si fueran parte de otro mundo.

Reconstruir la historia

era un presentimiento del vacío.

Sabíamos los dos que no bastaba

una conversación sobre el pasado,

un olvido fugaz en bares sórdidos

donde los rostros no eran más que niebla

y un vaho de alcohol en la penumbra.

Ya no era suficiente una mirada

ni un gesto de complicidad.

Y sin embargo,

aquella tarde fue también su casa,

entre el frío y la luz

intensa de febrero.

Quise volver con ella,

le deseé que siempre fuese amada.

III

Después de tantos años,

alguien recordará estas calles solas,

sus raros ventanales,

su exigua dimensión de laberinto

y su belleza oculta.

Así vuelve su imagen:

la huella de un deseo

que resiste a la muerte,

la luz de una ciudad,

imposible ciudad

tendida bajo un sol de invierno.

(Del libro Memoria del agua. Antología de poemas de Granada. Publicado inicialmente en Restos de Niebla (1983).

Memoria del agua

(Hammam)

El sol que se refleja en el estanque.

La noria detenida en el azud del río.

La acequia y su caudal de medianoche.

Los cipreses, los surcos olvidados,

las alamedas y los carros lentos.

El secreto del agua,

que es el secreto de la vida.

Un día de finales del verano

me recuerda los muros de aquellas caserías,

sus límites confusos en el rodal del tiempo.

También la arquitectura frágil, leve,

tan efímera como el paso de los nómadas

o el viento en el desierto:

se filtra ahora por la celosía

ese juego de luces y de sombras

que los rayos de sol extienden sobre el agua,

sobre la superficie lisa,

quieta como un espejo en la penumbra.

El sol que se refleja en las paredes,

este sol de septiembre en la ciudad ruidosa,

trae una extraña sensación de calma

con el vapor que asciende hasta la cúpula.

Alguien cruza las lindes del erial,

se sumerge en el agua cálida del estanque

mientras el aire denso recorre las veredas

y es un roce en la piel que se olvida del tiempo,

porque también es suya la memoria

del placer: ese huésped ambiguo, descuidado,

en la belleza de la noche tibia.

(Del libro Memoria del agua. Antología de poemas de Granada. Publicado también en Noche en París).

Imposible Madame Bovary

Si hubiera vivido en el presente, Emma Bovary no se separaría de su teléfono móvil. Y cómo habría cambiado su situación: nada de paseos furtivos, ni siquiera en aquella berlina tan lujosa donde Flaubert dejó que imaginaran los lectores; al traste los encuentros prolongados con sus amantes, el ingenuo Léon, el descarado Rodolphe. Tendría que explotar otros recursos: un gimnasio perdido en las afueras o una clínica de adelgazamiento. Pero no sólo ella: cuánta infidelidad se hubiera ido al limbo, cuántas historias se habrían perdido si las claves eran, entonces, el secreto y la distancia, la búsqueda y el desamparo. Me imagino a Ana Ozores atravesando con sigilo la ciudad heroica, pendiente de los wattshaps, y a Anna Karenina concertando una cita con el conde Vronski, cambiando de lugar. Tal vez un simple mensaje resolvería la trama. Y, al segundo desliz, a Emma su marido le diría: soy despistado, pero no imbécil.

(Del libro Noche en París).

Antonio Jiménez Millán

Antonio Jiménez Millán (Granada, 1954) es catedrático de Literaturas Románicas en la Universidad de Málaga. Ha publicado los siguientes libros de ensayo: Los poemas de Picasso (1983); La poesía de Rafael Alberti 1930-1939 (1984); Vanguardia e ideología (1984); Entre dos siglos. Estudios de literatura comparada (1995); Promesa y desolación. El compromiso en los escritores de la Generación del 27 (2001); Amor y tiempo. La poesía de Joan Margarit (2005); Poesía hispánica peninsular (2006) y Poetas catalanes contemporáneos (2019). Ha realizado ediciones de la obra literaria de Pablo Picasso, Louis Aragon, Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre y José Manuel Caballero Bonald. En 2009 fue comisario de la exposición y autor del catálogo Antonio Machado. Laberinto de espejos (Centro Andaluz de las Letras). Ha traducido poemas de Max Jacob (Málaga, Museo Picasso, 2012) y el ensayo de Jean Cocteau Picasso (1923) (Málaga, Fundación Picasso, 2016).

Entre sus libros de poemas cabe destacar Restos de niebla (1983), Ventanas sobre el bosque (1987), Casa invadida (1995), Inventario del desorden (2003), Clandestinidad (2011), Biología, historia (2018) y Noche en París (2022), además de las antologías La mirada infiel (2000), Ciudades. Antología 1980-2015 (2016), Línea de sombras (Poemas en prosa 1981-2019) (2019) y Memoria del agua. Poemas sobre Granada (2022). Ha recibido los premios internacionales de poesía Federico García Lorca en 1976, Rey Juan Carlos I en 1986, Ciudad de Melilla en 2002, Generación del 27 en 2010 y Hermanos Machado en 2022. Fue profesor invitado en las universidades de Rennes (Haute Bretagne) y Aix-en-Provence.

Los cinco de Antonio Jiménez Millán:

  • Poesías completas, Federico García Lorca.
  • Antología poética, Rafael Alberti.
  • La realidad y el deseo, Luis Cernuda.
  • Las personas del verbo, Jaime Gil de Biedma.
  • Cien años de soledad, Gabriel García Márquez.