Hilario j. Rodríguez

El año pasado en Marienbad

03/10/2025 - 19:00 - Librería Proteo

Presentación Recuerdos del futuro: El año pasado en Marienbad (Ed. Providence). Ensayo de Hilario J. Rodríguez. Charla cinéfila sobre el clásico de Alain Resnais entre el crítico de cine y Héctor Márquez.

03/10/2025 - 19:00 - Librería Proteo - Pta. de Buenaventura, 3 - Málaga
Entrada libre hasta completar el aforo.

Pocas películas existen tan enigmáticas, hipnóticas e influyentes como el clásico de 1961 de Alain Resnais El año pasado en Marienbad. Bajo el título Recuerdos del futuro: El año pasado en Marienbad (Providence) el prestigioso escritor, docente y crítico cinematográfico Hilario J. Rodríguez ha escrito un maravilloso ensayo sobre los misterios y significados ocultos, fuentes, lecturas e influencias del filme. Lo hemos invitado a El Tercer Piso de Librería Proteo el próximo viernes 3 de octubre a las 19:00 para presentar su libro, que en menos de un año ya va por la tercera edición, y entablar una deriva cinéfila con fragmentos del filme charlando con el director de El Tercer Piso Héctor Márquez. “Creo que he alimentado Marienbad con un fuego que no había conocido hasta ahora”, asegura Hilario que dice haber enfocado la escritura de su libro como “una especie de Tintín o Indiana Jones dispuesto a entrar en criptas y cavernas” para desentrañar los secretos del filme más misterioso de la Historia del Cine. Patrocina Fundación Unicaja. Entrada Libre.

EL AÑO PASADO EN MARIENBAD (RECUERDOS DEL FUTURO)

Escribir consiste en encontrar un camino hacia algo o alguien a través de signos lingüísticos, también consiste en convertir en lenguaje algo que en principio parece ser otra cosa. Buena parte de la crítica cinematográfica trivializa la materia que aborda porque la hace más ininteligible o reduce su materia a extraños hermanamientos con más imágenes. Es decir, suma en lugar de restar. Te habla de una película mencionando al hacerlo otras quinientas más, de manera que quien lee o escucha acaba inundado de datos. Yo quería para el libro el menor número posible de nombres y fechas. Mi deseo era establecer conexiones y metodologías inéditas. Por eso le presté tanta atención a los procesos de preproducción y postproducción, a cómo sus imágenes habían sido concebidas con una inspiración propia del cine mudo y cómo al final del rodaje todo el equipo pareció sufrir una maldición semejante a la del equipo de arqueólogos que encontraron la tumba de Tutankamón, y o bien se suicidaron o dejaron el mundo del cine o ya nunca hicieron otra cosa que repetir sus papeles Marienbad. También me fijé en la influencia de la película en artistas de campos distintos del cine y en escritores como W. G. Sebald. Encontré una vía de acceso a la historia de Europa y el traumático legado que dejó tras de sí el siglo XX… Creo que he alimentado Marienbad con un fuego que no había conocido hasta ahora. Más que como escritor, abordé la escritura del libro como una especie de Tintín o de Indiana Jones, capaz de viajar a cualquier lugar en busca de pruebas y dispuesto a entrar en criptas y cavernas.

Escribir sobre esta película no guarda relación con escribir crítica cinematográfica, escribir sobre ella consiste en aprender de nuevo a escribir.

(HJR)

Trailer El año pasado en Marienbad:

ENTREVISTA A HILARIO J. RODRÍGUEZ

Si fuera posible que Alain Resnais y Robbe Grillet pudiesen leer Recuerdos del futuro: El año pasado en Marienbad (Providence Ediciones, 2024), casi con toda probabilidad, descubrirían cosas que ni siquiera sabían de las posibilidades hermenéuticas de su propia película.

Hilario J. Rodríguez, escritor todoterreno, lector voraz y viajero incansable —además de un gran tipo— tiene el difícil mérito de haber puesto en marcha un debate expansivo en torno a un filme de 1961 yendo más allá de la crítica cinematográfica y de la esencia misma del filme; Recuerdos del futuro es un libro apasionante de lectura indagadora, urdimbre de historias laberínticas y dotado de su propio campo magnético.

Con la lectura de El año pasado en Marienbad. Recuerdos del futuro ocurre esa mágica dualidad del cine como encantamiento y explicación del mundo, algo muy difícil de conseguir tratándose de un texto literario, ¿qué sentiste la primera vez que viste El año pasado en Marienbad? ¿Y las veces siguientes?

La primera vez que vi El año pasado en Marienbad me pareció que el cine me había hecho una confidencia, que me había contado un secreto y que me había pedido que lo conservase así para siempre. Fue como un regalo íntimo y personal. También me sentí como si fuese el primer astronauta que pone un pie en un planeta distante, adonde hasta ese momento no ha llegado nadie. Durante mucho tiempo, yo soñé con El año pasado en Marienbad porque veía fotogramas en las enciclopedias de cine, aunque la película no la programasen en ninguna parte, de modo que mis deseos de verla la mantuvieron presente en mi memoria durante muchos años, hasta que finalmente apareció en una sesión continua de un cine londinense. Luego ese planeta comenzó a tener un perfil, un mapa que poco a poco fue definiendo cordilleras y valles, ríos, lagos, pueblos y ciudades. Encuadres, fotogramas, planos. Comencé a conocer sus detalles, a prestar atención a las partes; le concedí al todo la libertad vigilada.

Eso, al menos, es lo que necesita El año pasado en Marienbad: a personas con una sensibilidad poco o nada impositiva, poco o nada ególatra, con una curiosidad desbordante

¿Es la lectura un goce acumulativo?

Leer es como viajar: se comienza antes del acto de la lectura y se continúa después. A veces la lectura en sí misma es lo de menos, lo importante es aquello que un libro te empuja a hacer o a sentir. Por eso podríamos decir que, en efecto, es un goce acumulativo. Yo, de hecho, llegó un momento en que deseaba que Marienbad no se acabase nunca, como le sucedió a Enrique Vila-Matas con París. Hasta cierto punto, me considero un escritor profundamente duchampiano porque la mitad de mis proyectos son ensoñaciones que no se concretan en nada, aunque hable sobre ellos durante años. Me he acostumbrado a «lecto—escribir» y a dejar «vivir» a un lado de mi existencia, porque vivir casi siempre me ha provocado más dolor que otra cosa.

El año pasado en Marienbad. Recuerdos del futuro me ha parecido una forma de viaje iniciático —muy agradable— que recorre territorios imprevistos de conocimiento, y es de agradecer que un ensayo analítico y tan minuciosamente documentado sostenga, a la vez, una narrativa tan enérgicamente hipnótica y evocativa. ¿Qué ha prevalecido más: el mapa o el territorio?

La pregunta es bella. En mi caso, el territorio siempre tiene más importancia. Las especulaciones e interpretaciones nunca me han parecido la mitad de importantes que la entrega atlética de un crítico a cubrir distancias entre él y una imagen. Me interesa poco la genialidad de salón, sobre todo viniendo de escritores de hoy en día. Tengo la sensación de que hay demasiados diletantes, aunque también oigo y leo voces con cosas nuevas y frescas que contar. Hoy en día no creo que sea posible otra cosa que nómadas culturales, gente sin DNI, pero con pasaporte, personas cultivadas que no necesitan especializarse en nada y en cuyos jardines se pueden encontrar todo tipo de especies. Eso, al menos, es lo que necesita El año pasado en Marienbad: a personas con una sensibilidad poco o nada impositiva, poco o nada ególatra, con una curiosidad desbordante. Vivimos en un momento de cambios vertiginosos, a menudo lejos de nuestro alcance intelectual, por eso producen confusión

Eres un viajero infatigable, ¿de qué manera se relaciona esa condición con tu literatura? ¿Hay alguna anécdota que lo ejemplifique?

Cuando en los años 60 del siglo pasado los estadounidenses y los japoneses se animaban a visitar Europa, en general solían tener una hoja de ruta que atravesaba casi todo el continente, pasando al hacerlo por tantos países que a veces perdían la orientación y ya no sabían dónde estaban, a no ser si recordaban el día de la semana; de ahí viene la célebre frase: «si hoy es martes, esto es Bélgica». Nuestro continente es pequeño si se lo compara con Estados Unidos, que a veces creo que es un continente en sí mismo. Es tan pequeño que, salvo Oceanía, ningún otro continente es más pequeño. Pero no solo eso, es que además tiene culturas e idiomas muy diversos. Yo me propuse desde muy joven ser «europeo», no me conformé con ser «español». Supongo que me gustó esa definición de mí mismo, «europeo», que nació con la filosofía griega y que entendió el mundo como un interrogante que debía ser resuelto. Muchos científicos e intelectuales, de hecho, se enfrentaron con ese interrogante no por una razón práctica sino porque una pasión por el conocimiento se había adueñado de ellos. Pero, mientras las ciencias y las humanidades hacían una exploración técnica de cuanto nos rodeaba, los escritores decidieron explorar la vida misma, que había quedado en los márgenes de los intereses de todas las demás disciplinas. Yo también decidí buscar en esos márgenes y más allá. De hecho, a veces me da la sensación de que he llegado tan lejos que he tenido que escribir para recordar quién soy. En más de una ocasión me he tropezado con vecinos o amigos de infancia, a quienes no había visto en 20 ó 30 años, y han pasado de largo sin reconocerme, aunque muchos han seguido mis pasos a través de mis libros, saben quién soy por escrito pero ya no recuerdan quién soy realmente.

Susan Sontag escribe en su Carta a Borges que «los libros no son solo la suma arbitraria de nuestros sueños y de nuestra memoria, también nos ofrecen el modelo de la propia trascendencia». ¿Crees que el impacto de la IA alterará ese poder introspectivo y representacional que nos ofrecen el cine, la literatura y el arte en general?

Creo que sucederá lo que permitamos que suceda. Aun así, quiero creer que no dejaremos que suceda nada que nos borre y nos disminuya. Hemos luchado con tantas fuerzas como las que hemos invertido en destruirnos; el saldo, no obstante, es positivo y espero que siga siéndolo. Espero, de verdad, que las jóvenes generaciones no sientan que los hemos abandonado, espero que piensen que hemos luchado bien, hasta el final. Ya no somos los caballeros de antaño, en busca del Grial, pero sabemos dar la batalla y morir con honor, y espero que eso no lo olvidemos nunca.

¿Qué debe tener un libro para que te guste?

Debe tener una perspectiva inédita del mundo y de la existencia, también debe ser bello. Cada vez me gusta más que los libros hablen del mundo y me hagan sentir que de algún modo he vivido o vivo de espaldas al mundo y que necesito hacer un esfuerzo para regresar a él. Eso se está dando en la actualidad porque muchos libros abren diálogos inéditos, con agentes que hasta ahora habían quedado excluidos de nuestros intereses o habían tenido una atención marginal. Vivimos en un momento de cambios vertiginosos, a menudo lejos de nuestro alcance intelectual, por eso producen confusión. Lo único que debemos mantener a raya es el miedo, debemos ser valerosos y contagiar ese valor hasta el final.

Para terminar, nuestro querido Sebald —al que citas maravillosamente a lo largo del texto— dice en Austerlitz: «El año pasado fuimos de aquí a Marienbad. Y, ahora, ¿adónde iremos?». ¿Qué proyectos literarios tienes entre manos?

Ahora mismo trabajo en una novela para Editorial Contraseña sobre un dromomaníaco (que es alguien que de pronto se pone a caminar y se olvida de quién es e incluso de adónde va), en un libro sobre el fin del mundo para Editorial Newcastle y en un trabajo de género mestizo sobre varios viajes por uno de los paisajes más fascinantes de Europa: los Balcanes. También estoy revisando un libro sobre cine bélico y el concepto de la guerra que publiqué con Paidós hace casi 20 años y que ahora va a reeditar la Editorial Almuzara.

(Diagnóstico Cultura. Lázaro Santano, lector editorial, psicólogo y psicoterapeuta)

Hilario J. Rodríguez

Hilario J. Rodríguez ha vivido en España, Portugal, Reino Unido, República de Irlanda y Estados Unidos, donde ha ejercido la docencia en universidades, institutos y colegios. Y ha viajado por casi cien países. Como escritor, ha colaborado con medios de prensa y revistas (El Estado Mental, Jotdown, Abc, La Vanguardia, Leer, Revista de Occidente, Dirigido por o Imágenes de actualidad). También ha escrito estudios sobre géneros cinematográficos, películas y directores, además de dirigir y coordinar ciclos, exposiciones y publicaciones para numerosos festivales de cine. Sus últimos libros en ese ámbito son ‘Nostalgia del futuro. Contra la historia del cine’ (Micromegas, 2016) y ‘Gracias por no ir al cine’ (Innisfree, 2018) y ‘Recuerdos del futuro: El año pasado en Marienbad’ (Providence. 2024). En su obra de ficción destacan ‘Construyendo Babel’ (que fue editada por primera vez en el sello Tropismos en 2004 y que acaba de ser reeditada por Editorial Contraseña), ‘Mapa mudo’, ‘El otro mundo’, ‘Perder ciudades’ y ‘Un astronauta perfecto’, estas dos últimas obras publicadas por Newcastle, donde apareció el año pasado ‘Las desapariciones’. Actualmente trabaja en un libro de viajes sobre Los Balcanes y en una novela.

@HotelInsonmia

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