J. FRANCISCO GUERRERO LÓPEZ

Gneisenau

06/11/2025 - 19:00 - Cementerio Inglés de Málaga

EL TERCER PISO Y el Cementerio Inglés de Málaga PRESENTAN:
Presentación de Gneisenau (Eds. del Genal), novela de Francis Guerrero. En charla entre el autor y Héctor Márquez. Música en directo: Dúo Ballix. Actuaciones teatrales: Eduardo Roberto, Fernando Gil y María José Ruiz. Intervienen: Jesús Lupiáñez, alcalde de Vélez-Málaga y Charo Gutiérrez, vicerrectora de cultura de la UMA

06/11/2025 - 19:00 - Cementerio Inglés de Málaga - Avda. de Príes, 1 - Málaga
Entrada libre hasta completar el aforo.

Después del rotundo éxito en la presentación en su localidad natal de Torre del Mar de “Gneisenau”, la última novela del escritor y profesor de la UMA Francisco J. Guerrero López el pasado 16 de octubre, invitamos al público de Málaga capital a la que sin duda será una presentación masiva y singular. Organizada por El Tercer Piso de Proteo, tendrá lugar el jueves 6 de noviembre a las 19:00 en la Capilla del Cementerio Inglés de Málaga. En un tono que mezcla misterios, fantasía sobrenatural, aventuras, comedia costumbrista y rigor histórico, “Gneisenau” ha sido editada por ediciones del Genal. La obra viaja al pasado desde el presente para ofrecer una narración novelada del naufragio real de la corbeta alemana Gneisenau el 16 de diciembre de 1900 en la bahía de Málaga, dando voz a los malagueños más humildes que dieron su vida por salvar a los marineros. La presentación consistirá en una charla entre Guerrero y el periodista Héctor Márquez y estará amenizada por interpretaciones musicales de la época del naufragio a cargo del Dúo Balix y la recreación de escenas de la novela por los actores Eduardo Roberto, Fernando Gil y María José Ruiz. Intervendrán también Jesús Lupiáñez, alcalde de Vélez-Málaga y Charo Gutiérrez, vicerrectora de cultura de la UMA. Con la colaboración del Cementerio Inglés de Málaga, la Comisión del 125º aniversario del naufragio del Gneisenau, y el patrocinio de Fundación Unicaja. Entrada libre hasta completar aforo.

GNEISENAU: LA NOVELA Y SUS PRESENTACIONES

El escritor y profesor de Universidad malagueño, director de la Cátedra de Autismo de la UMA Francisco José Guerrero López, acaba de publicar una nueva novela con Ediciones del Genal, la editorial de Librería Proteo. Se trata de “Gneisenau”, una novela llena de misterios y hechos inexplicables relacionadas con el naufragio real de la fragata alemana Gneisenau el 16 de diciembre de 1900 en la bahía de Málaga y el Cementerio Inglés de nuestra ciudad. Aquel evento impactó en toda Europa y dejó honda memoria en Málaga y sus gentes que mostraron un heroísmo singular intentando rescatar a la tripulación ahogada. Precisamente este año se celebra el 125º aniversario de aquel suceso y se harán una serie de actos en la ciudad en memoria del evento.

En cuanto a la novela, la octava de su autor, se presentó por vez primera el pasado 16 de octubre en el Centro Cultural Nuestra Señora Del Carmen Antigua Azucarera de Torre del Mar, localidad natal del autor, en un acto organizado por la Tenencia de Alcaldía de Torre del Mar con un éxito rotundo de ventas y público. Aunque nació en una localidad con mar y gran parte de su familia fueron marinos -su padre fue capitán de la marina mercante- el autor reconoce que su relación con el lenguaje marinero y de navegación fue nula y que por ello ha tenido que documentarse arduamente para dar verosimilitud y exactitud al relato del naufragio. “Mi mayor aventura marinera fue un día de chaval en Torre del Mar cuando se nos volcó el hidropedal y creí que me ahogaba”, confesó entre risas en la presentación de Torre del Mar.

La presentación en Málaga capital será este próximo 6 de noviembre, en la capilla del Cementerio Inglés de Málaga, una actividad que se enclava dentro del programa El Tercer Piso de Proteo y para la que se esperan numerosos invitados entre autoridades civiles y marítimas. Se elige el Cementerio inglés, que colabora en la organización del evento porque precisamente todos los marineros que perecieron en el naufragio están enterrados en ese cementerio. Y es el cementerio inglés uno de los escenarios principales de la novela de Guerrero. Tanto la presentación de Torre del mar como la del Cementerio Inglés corren a cargo del periodista y gestor cultural y director de El Tercer Piso de Proteo Héctor Márquez. Y en ambas habrá actuaciones musicales de temas de compositores alemanes e ingleses de la época a cargo del Dúo Bellix y participación de actores de la compañía teatral María Zambrano. En el acto que se celebra en el Cementerio Inglés de Málaga, donde también colabora la comisión del 125º aniversario del naufragio de la Gneisenau, intervendrán también Jesús Lupiáñez, alcalde de Vélez-Málaga y Charo Gutiérrez, vicerrectora de cultura de la UMA.

En una entrevista reciente con el periodista Alfonso Vázquez para el diario La Opinión, el autor señalaba que a pesar de haberse documentado exhaustivamente sobre el tema había relativamente “poca información sobre el suceso en los periódicos de la época”. Eso permitió que se diera por supuesta, por ejemplo, la imprudencia de Karl Kretschmann, el comandante de la ‘Gneisenau’, por no resguardarse dentro del Puerto; algo que el autor de esta novela matiza: «Para empezar, le dieron un informe militar sobre dónde tenía que echar las anclas, y el suelo no era pedregoso como le dijeron, sino arcilloso. Era un sitio erróneo; si llega a estar en zona pedregosa, el barco no se mueve de ahí».

El escritor Francisco Guerrero también pone en duda que el comandante de Marina avisara a la ‘Gneisenau’, por telégrafo, de la inminencia del temporal. «El telégrafo en los barcos no llega hasta 1905. Tuvo que ir alguien en un barquito, a avisarle, cuando el mar ya estaba encrespado». El profesor apunta además que el buque escuela contaba con barómetro que registró la anomalía y la llegada del temporal, pero el barco «necesitaba un tiempo» para maniobrar. Al romperse las dos anclas, el autor señala que «durante media hora, ellos ya sabían que iban a estrellar contra la escollera; tuvo que ser terrible».

El escritor también pone en cuestón que no hubiera fallecidos entre los malagueños que se echaron al mar a tratar de salvar las vidas de los prusianos, a pesar de que no haya registros de fallecidos por asfixia ese día. «El cambio a poniente pudo llevarse los cuerpos. Hay ahogados que aparecen a las dos semanas en otra parte», argumenta. Estos y otros muchos aspectos, con el lenguaje marinero de la época, ha tratado de reflejarlos en la novela ‘Gneisenau’; en el 125 aniversario del naufragio del buque más famoso de la Historia de Málaga.

GNEISENAU (FRAGMENTO)

Ya con veinte años, mi abuelo era un hombre serio, dado a la in­trospección, de pocas palabras, acostumbrado a la soledad bajo las estrellas y las barcas varadas. La máxima aspiración de mi abuelo era ser jabegote, como su futuro suegro, que sin embargo no lo quería para su hija. Mi bisabuelo lo amenazó varias veces, fue a buscarlo a la playa para decirle que dejara a su hija. Hasta que un día, mi bisabuelo que se estaba quedando ciego se lo en­contró casualmente al lado del corralón y le preguntó:

—No te veo bien la cara, pero dicen que eres muy guapo y yo no me fio mucho de los hombres tan guapos, ¿tú quieres a mi niña?

—Sí, señor, con mi toda mi alma.

—¿La vas a maltratar?

—Jamás, es lo que más quiero del mundo. Me gustaría casarme con ella y cuidarla toda la vida.

—¿Vas a ser jabegote?

—Sí.

—Tienes mi permiso para casarte con ella.

Mi abuelo soñaba con ir embarcado en esas barcas estilizadas y pintadas de vivos colores sobre las franjas rojo y azul a lo largo de los costados. Con esos ojos fenicios en los costados de la proa que le avisan de todos los peligros que tiene que sortear. Soñaba ir vestido como ellos, con un sombrero, con unos calzo­nes anchos, echar la red desde la barca y luego tirar de ella desde la arena de la playa o bien con la ayuda de una yunta de bueyes. El padre de mi madre, mi bisabuelo materno, tenía una jábega muy grande, medía más de catorce metros. En esa era en la que me abuelo pensaba enrolarse. Había visto innumerables veces como sacaban el copo al amanecer o al atardecer a escasos cien metros del morro del Levante, donde poco tiempo después su vida tendría ese final trágico. Lo que más admiraba de ese arte de la pesca eran esos corchos que hacían que las redes se mantuvie­sen sin hundirse flotando a escasos centímetros de la superficie. Sentía veneración por ese trabajo tan duro durante el cual los jabegotes tiraban del copo con la tralla al pecho y lentamente, centímetro a centímetro, arrastraban con todas sus fuerzas la red tan agachados que casi daban con sus rostros en la arena en un equilibrio de malabarista imposible y con tanto peso que sus pies descalzos hacían un sendero profundo en la arena. Y, luego, otra vez corriendo a la orilla y a engancharse y seguir repitiendo la maniobra cada uno de ellos hasta que finalmente se vislum­braban los corchos con las redes llenas de pescados palpitantes que abrían la boca para intentar respirar.

Sí, él trabajó duramente. Pero mi abuelo francisco nunca consi­guió ser un jabegote. El naufragio truncó sus aspiraciones, pero su hijo sí que lo fue. Mi padre, que también se llamaba Francisco, nació en febrero de 1901. Al principio mis padres no tuvieron hijos. Él se consideraba un lobo de mar que había heredado el atractivo y la fortaleza de mi abuelo y no quería tenerlos porque tenía varias novias que suspiraban por él. Sin embargo, cuando tenía treinta y tres años conoció a mi madre y se casó con ella. Dejó su vida de seductor y nunca se le conoció una infidelidad.

Yo nací en 1934. Mi padre cumplió el deseo que tanto había anhelado mi abuelo y se convirtió en un jabegote. Y siguió as­cendiendo de categoría social. De noche leía en el corralón y se instruía. Era muy trabajador y estaba dotado de una inteligencia natural para los negocios, lo que le permitió abandonar la co­rrala siendo aún joven. Después amasó una pequeña fortuna y logró convertirse en armador.

Él fue el primero que me contó que murieron doce charranes y jabegotes el día del naufragio. Entre ellos mi abuelo Francisco.

(José Francisco Guerrero López. Gneisenau. Ediciones del Genal. 2025)

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