Presentación del ensayo Teoría del exceso (Ed. Renacimiento), del escritor y filósofo Jesús Camarero. Presenta: Fátima Frutos. Modera: Héctor Márquez
18/06/2025 - 19:00 - Librería Proteo - Pta. de Buenaventura, 3 - Málaga
Entrada libre hasta completar el aforo.
Teoría del exceso es un ensayo del filósofo y escritor Jesús Camarero, galardonado con el último Premio Ciudad de Valencia de Ensayo Celia Amorós y publicado por editorial Renacimiento, que trata sobre cómo el exceso ha alcanzado todos los ámbitos de la sociedad y como ello está llevando a la humanidad a un desastre previsible. La producción en masa, el consumismo, el transporte, el trabajo, las relaciones, la alimentación, la comunicación, los viajes, el ocio y la diversión actuales están sometidas a esta “excesividad”, competividad y sobreabundancia con una dependencia absoluta de la tecnología. El próximo miércoles 18 de junio, a las 19 horas, recibiremos en El Tercer Piso de Librería Proteo a Jesús Camarero, autor de este necesario y crucial ensayo donde no sólo analiza y denuncia, sino que también ofrece soluciones a un futuro sombrío. Lo presentará la escritora Fátima Frutos y moderará la sesión Héctor Márquez. Con el patrocinio de Fundación Unicaja. Entrada libre.

Teoría del exceso
“Teoría del exceso” es un ensayo que enfrenta la compleja situación que vive nuestra sociedad actual, acuciada por múltiples problemas, algunos de ellos tan graves como el de la guerra y la crisis ecológica. Galardonado con el ‘XLII Premio Ciudad de Valencia de Ensayo Celia Amorós’ por un jurado formado por Rocío Gil, Francisco Carreño, Laura Freixas y Marina Gilabert, ha sido publicado por la editorial Renacimiento. Su autor, Jesús Camarero, aborda el análisis de un fenómeno transversal, directamente relacionado con esa situación: el ‘exceso’ que se está produciendo en todos los ámbitos de la vida humana y que podría llevar a la humanidad a un desastre previsible, razón por la cual el libro recorre todos los ámbitos de la actividad y de la experiencia del ser humano actual en el contexto de las sociedades más avanzadas.
El exceso alcanza, hoy en día, a todos los ámbitos y manifestaciones de lo humano: la producción en masa, el consumismo, el transporte, el trabajo, y también la comida, los viajes, el ocio, la diversión. Todo ha sido llevado al límite de la excesividad. Y allí se ha producido el problema para el propio ser humano a causa de esa misma excesividad. Este ensayo es una crítica de la ‘excesividad’, de la sobreabundancia, y contiene una advertencia sobre la situación actual, en la que se han sobrepasado ciertos límites en todos los ámbitos de la existencia y de la actividad humana. Todo ello apunta a la culminación del proceso en la tecnologización de todos los procesos que afectan a la humanidad, dando lugar a la ‘tecnocracia’, el imperio de la tecnología al que estamos sometidos en nuestras acciones a diario. Esta fase tecnocrática de la historia de nuestra sociedad se detecta claramente en algunos fenómenos como el abuso de los dispositivos tecnológicos y de los procedimientos a ellos asociados, con problemas como la conexión permanente a las máquinas, el sometimiento de la voluntad a los protocolos, la renuncia a la memoria y a la imaginación, el consumo desorbitado de materiales y de energía, o el aumento del aislamiento y de la segregación de individuo.
Hay múltiples factores psicológicos y sociológicos que se detectan en esta especie de crisis del ser humano sometido a la tecnocracia propia de la excesividad, como por ejemplo: la excesiva velocidad, en todos los ámbitos, como si el individuo compitiera consigo mismo; el excesivo consumo de bienes de todo tipo, con un gasto inmotivado, gratuito e innecesario, que implica una falta de recursos y crisis económica; la insolvencia empática, típica de un sujeto egoísta; el hedonismo mal entendido, acompañado de un disfrute efímero, propio de vicios adquiridos; el abuso de la tecnología en forma de entretenimiento, asociado al aburrimiento y a la desculturalización; el individualismo radicalizado; algunos problemas serios en el nivel cognitivo, por ejemplo, el déficit de atención; la obsesión permanente por el espectáculo; la superficialidad típica de las personas no reflexivas, intelectualmente incompetentes por comodidad o inacción; cierta inmadurez, desinformación y desconocimiento, debido a disfunciones en el proceso de formación; la ociosidad compulsiva, la obsesión por no hacer nada o hacer cosas gratuitas que le distraigan; la indolencia, añadida al exceso de autoprotección y ensimismamiento; la ingenuidad calculada del ego social; falta de interactividad o relación interpersonal; cierta mitomanía, prefabricada e intrascendente; la necedad moral, pues no sabe qué debe hacer o ignora las pautas básicas de comportamiento; un ser excesivamente solitario, aunque no del todo antisocial; se asusta con facilidad, incluso de sí mismo, pues desconfía de sí mismo y de los demás; no le resulta fácil verbalizar sus experiencias; tiene un subrayado gusto por el minimalismo; se encuentra nervioso, debido a su actividad gratuita constante.
En clave filosófica existencial y social, encontramos que este ser humano actual se parece al ‘hombre-masa’ de José Ortega y Gasset, al ‘extranjero’ de Albert Camus, al ‘hombre unidimensional’ de Herbert Marcuse o al ‘hombre líquido’ de Zygmunt Bauman; sin olvidar las teorías de la ‘obsolescencia del hombre’ de Günther Anders, el síndrome de la ‘desaparición’ de Paul Virilio, el ‘cinismo’ y el ‘extrañamiento’ de Peter Sloterdijk, la ‘secularización’ y ‘desideologización’ de Peter Watson, o el ‘humanismo trascendental’ de Luc Ferry.
Si lo contemplamos desde el ámbito de la literatura, aparecen historias y personajes que nos recuerdan a nuestro modo de vida actual, como el personaje de Jean Echenoz que dice constantemente “me voy”, el ‘hombre sin atributos’ de Robert Musil, o la ‘náusea’ de Jean-Paul Sartre.
En la sociedad humana actual se ha producido una reducción de las evidencias democráticas y humanistas: la perfectibilidad ya no es alcanzable, la democracia planetaria no es indefectible, las tecnologías empiezan a provocar problemas, los recursos no son inagotables, aunque el orden mundial (la ‘paz perpetua’ de Kant) no debería ser irrenunciable.
En los distintos capítulos del libro, el análisis se lleva a cabo mediante el método de la ‘etopía’ (ética + utopía), una hipótesis teórica sobre esos problemas que afectan al ser humano contemporáneo. En la etopía se resumen tanto el impulso ético como el impulso utópico, ya que se atiende tanto la valoración actual de los fenómenos como su posible resolución en el futuro. El arranque del análisis correspondería a una filosofía social y política, pero el alcance que tendría sería una filosofía moral, es decir, una ética que debe ser reconstruida desde el propio sujeto individual. Solo de este modo, si todos los individuos son capaces de alcanzar un comportamiento ‘etópico’, podría llegarse a una solución, aunque fuera parcial, de los graves problemas que ahora mismo afectan a nuestra sociedad.
En el ensayo también se aportan soluciones a los distintos problemas planteados, desde una consideración del humanismo, pero localizado en cada individuo, cuyo yo primigenio, infinito y trascendente esconde la clave para actuar en el sentido de resolver cada problema. Así, mediante la acción individual de todos los sujetos humanos en una dirección concreta (marcada en cada etopía), se podría avanzar hacia la resolución de la excesividad. Y así se produciría la fusión del yo y del mundo, en un nuevo equilibrio, en el que el ego social y patológico habría quedado fuera de lugar, en síntesis: para hacer algo, cada uno tiene que hacerlo individualmente. Se trata de una auténtica revolución personal, de toda la gente a la vez, mediante la cual la humanidad consiga aunar todas las fuerzas de todos los seres humanos juntos.
Se trata por lo tanto de un libro que analiza la situación del mundo actual, con toda su vigencia y su trascendencia. De ahí el interés para el lector preocupado por el devenir actual de la humanidad, ya que supone una reflexión de conjunto sobre la situación de crisis que atraviesa nuestra sociedad contemporánea y sus posibles soluciones.


Jesús Camarero: “A base de tanto correr, producir y acumular, hemos destruido la esencia del ser humano”
Con todo, el libro ya está disponible, una “reflexión larga, de alcance, profunda y extensa” que se realiza para analizar “la situación de la sociedad occidental actual”, en la que muchos de sus problemas están atravesados por un mismo concepto: el exceso. “Todos nos damos cuenta de que este mundo va muy deprisa, hay un exceso de velocidad. La gente va corriendo a todas partes, hace las cosas muy deprisa, se produce a toda velocidad y por lo tanto en más cantidad… Cuando se hace todo a gran velocidad, no hay tiempo para reflexionar, sentir y analizar. Eso provoca una serie de problemas”, cuestiones que se van analizando en cada uno de los 23 capítulos que componen la obra.
Sostiene el escritor y catedrádico –ya jubilado de su labor docente en la Facultad de Letras del Campus de Álava– que el ser humano no es consciente de vivir en esta “teoría del exceso. Todos los excesos a los que hemos llegado nos han arruinado. La velocidad, la acumulación, la hiperproducción… nos han llevado a un exceso en todos los niveles y eso nos conduce a una crisis, a una posible catástrofe. A base de tanto correr, producir y acumular, hemos llegado a destruir la propia esencia del ser humano: le hemos quitado la tranquilidad, el reposo, la reflexión, la educación”.
Por eso habla de la falta de concentración y de empatía, de los problemas de identidad, de no darse cuenta de las cosas, de los problemas afectivos… “La velocidad es un problema muy grave que afecta a nivel individual, empresarial, político, social… La gente entra y sale de casa, pero cuando está en ella no habla, por ejemplo”. Ahí señala también otro exceso al que hacía referencia con el caso de su padre. “Yo puedo acceder desde cualquier punto del mundo a todo tipo de información. Vale, eso está muy bien. Pero es que una cosa es la información y otra el conocimiento. Si no somos capaces de gestionar la información no vamos a fabricar conocimiento. Y eso es malo porque produce desinformación”.
El valor del conocimiento
En este sentido, reivindica el estudio constante. “Un ser humano, para saber quién es, para comprender las cosas, para estar en el mundo, para saber lo que tiene que hacer y cómo comportarse, y para tener un cierto grado de felicidad, necesita conocimiento. Ahora estamos reunidos, aparece un problema y lo primero que hace la gente es sacar el móvil para consultar en Internet. No hace falta estudiar, si el conocimiento ya está ahí. Eso es, está ahí, en la máquina pero no dentro de ti”, describe.
“¿En qué consiste el ser humano? En existir y en conocer. Si no conoces, no entiendes y no puedes llegar a una existencia plena”, reflexiona y por ello incide en que “si el conocimiento está en las máquinas, en las bases de datos, significa que nosotros no interiorizamos la información y eso es un problema”. Es en aspectos como este en los que se detiene este libro, “una mirada muy crítica sobre diferentes cuestiones. En cada capítulo se explican los problemas y se aporta posibles soluciones”. De hecho, esta es una de las cuestiones valoradas por el jurado del certamen. En resumidas cuentas, lo que el autor apunta es que “la única manera de atacar todos estos problemas es que cada persona, individualmente, trate de una manera consciente de resolverlos de una manera ética y adecuada” y eso se sume a todo el conjunto.
De todas formas, son cuestiones que quienes se asomen a estas páginas podrán desarrollar. El autor se ha preocupado y ocupado de que el resultado final de un proyecto que le lleva ocupando los últimos diez años, sea “un ensayo de divulgación en el que he querido explicar bien las cosas. He hecho un esfuerzo por explicar todo, cada concepto. Se ha hecho con la intención de que el libro sea accesible y que todo el mundo lo pueda leer”.
(Carlos González. Noticias de Álava. Mayo 2025)

Jesús Camarero
Jesús Camarero (1958), catedrático de la Facultad de Letras de la Universidad del País Vasco, ha sido docente e investigador de Crítica Literaria, Literatura Comparada y Literatura francesa, y autor de ensayos de teoría y crítica literaria: El escritor total (1996), Metaliteratura (2004), Intertextualidad (2008), Michel Butor autobiographe (2010), Autobiografía: escritura y existencia (2011), La ficción metaliteraria (2014), Epistemocrítica (2015) y Narratividad y hermenéutica literaria (2017), y de artículos publicados en revistas especializadas. Ha traducido del francés a Georges Perec y Michel Butor. También es autor de narrativa: El monte del dragón (2004) y Expansión de los círculos (2008); del ensayo Teoría del exceso (2025); de poesía: Sábanas de niebla (2000), Crítica de la razón impura (2003), Cosmópolis o ética de la ciudad utópica (2006) y Anástasis (2010); y del guión para el cortometraje Mental regaleez (2008). Es presidente de Krelia, la Asociación de Creadores Literarios de Álava.
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Fátima Frutos (Donostia-San Sebastián, 1971) tiene estudios en Trabajo Social, Sociología, Victimología y es Máster en Literatura Española y Latinoamericana por UNIR. Ha ejercido como agente de igualdad en Navarra y como profesora en la Universidad Centroamericana de El Salvador. Ha participado y coordinado antologías como Lira al viento: antología cubano-navarra y es autora de un ensayo sobre la atención a víctimas de violencia de género y diversos artículos sobre escritoras españolas pertenecientes al exilio del 39. La impaciencia de las mariposas es la primera obra de teatro de Fátima Frutos, tras haber escrito la novela La selva bajo mi piel, Premio Albert Jovell 2022, y poemarios también galardonados como Monjas, putas y locas, De carne y hambre, Andrómeda Encadenada, Epitafio para una odalisca, En brazos de la belleza o Haikus aus dem Fluss (versión bilingüe). El pasado mes de abril presentó en El Tercer Piso La impaciencia de las mariposas, publicada por Reikiavik Ediciones.
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