03/05/2023 - 19:00 - Librería Proteo

Presentación del libro El arroz negro que tú no ves y de la colección Los invisibles de Jesús Cosano y conversación entre el autor y Héctor Márquez sobre la presencia silenciada de la población negra en la historia y cultura andaluza. Con la participación musical de Manuel Ballena.

En la punta de la lengua

03/05/2023 - 19:00 - Librería Proteo -
Entrada libre hasta completar el aforo.

Hace unos años el investigador y gestor cultural Jesús Cosano, principal instigador en los años 90 de las fértiles relaciones musicales que se produjeron entre el son cubano y el flamenco, comenzó la edición de una colección de libros que bajo el nombre de Los invisibles descubrían la fértil y dramática historia silenciada entre el pueblo negro y la cultura española desde los siglos XV hasta nuestros días. Flamenco, cultura, esclavitud, gastronomía, religión, baile, folclore, lengua tienen una raíz negra silenciada durante siglos. En su último libro, El arroz negro que tú no ves, que presentamos en una conversación entre Cosano y el director de El Tercer Piso Héctor Márquez, musicada por el gran Manuel Ballena, uno de los mayores expertos en música e instrumentos africanos que hay en España, se descubre cómo los países colonialistas con España a la cabeza silenciaron adrede los profundos conocimientos que atesoraban las mujeres y hombres de África y se aprovecharon de ellos. Porque nuestra raíz es también negra y orgullosa y hay que saber estas cosas, el próximo miércoles 3 de mayo, en El Tercer Piso de Librería Proteo, os esperamos para que escuchéis esta apasionante historia. Entrada libre. 

El arroz negro que tú no ves es el VII libro de la colección de Los Invisibles. El libro descubre cómo los países colonialistas con España a la cabeza silenciaron adrede los profundos conocimientos que atesoraban las mujeres y hombres de África. Entre otros ocultaron cómo en una de las partes del continente africano se cultivaba arroz (la variante africana oriza glabérrima) con tanta antigüedad como los arroces asiáticos. Silenciaron los profundos conocimientos que las mujeres africanas tenían de las técnicas para su cultivo y se aprovecharon de esos conocimientos para llevar millones de esclavos preparados a cultivarlos sobre todo en las costas atlánticas de EE.UU desde Carolina del Norte hasta Georgia.

El libro va descubriendo esos conocimientos junto a otros como los de la palmera africana y todo lo que de ella utilizaban los africanos y muestra la extraordinaria riqueza artística de las piezas elaboradas por los artesanos que los europeos encontraron en África. Hoy, sus obras en marfil, bronce y otros soportes se encuentran en los grandes museos de todo el mundo.

El libro presenta por primera vez en Europa, toda esa documentación y plantea la posibilidad de que esa variante de arroz africano pudiera haberse cultivado también en España (en Portugal sí se hizo) y fueran las mujeres y hombres africanos esclavizados en estas tierras los que lo hicieron.

El arroz negro que tú no ves es un alegato muy documentado que pretende hacer visibles las profundas culturas con las que el Pueblo Negro ha contribuido a la historia, los saberes y las geografías del mundo.

Jesús Cosano

Jesús Cosano

Jesús Cosano nació en Puente Genil (Córdoba). Reside en Sevilla, es productor cultural, pintor y escritor. Desde 1974 realiza trabajos de proyectos culturales. Fue director de la Fundación Pública Luis Cernuda en Sevilla entre 1987-1995 y a su impulso se deben algunos de los trabajos más célebres y con más calado que se hicieron en Sevilla en aquella década. En 2007 la Junta de Andalucía en Sevilla le concede la Medalla al Mérito Cultural, en reconocimiento a su trayectoria y a la labor cultural desarrollada en todo este tiempo. Algunos de sus trabajos desde instituciones públicas han sido la creación del Teatro de la Maestranza de Sevilla; los Encuentros Internacionales de Música de Cine, el Festival de Jazz de Sevilla, la creación de la Sala de Exposiciones “Luis Cernuda”, el Festival Internacional de Danza de Itálica, los Encuentros de Arte Contemporáneo o los famosos Encuentros del Son Cubano y el Flamenco. Gracias a esta iniciativa participaron por primera vez en España en 1994 y 1995 artistas cubanos como, Compay Segundo, El Guayabero, Los Naranjos, Septeto Espirituano, Original de Manzanillo, Zaida del Río, Sigfredo Ariel…

En 1997 junto a intelectuales cubanos, peruanos y españoles, Gualberto García, Santiago Auserón, Antón Arrufat, Bladimir Zamora, Kiko Veneno, Darsi Fernández, Natalia Bolívar, Susana Baca…, crea la Fundación Ceiba de Cultura Afroiberoamericana. La Fundación realiza multitud de actividades y producciones culturales en España, Portugal, Cuba, Perú, Brasil, Paraguay, México, Chile. En 1998 realiza en Cuba las Jornadas “La esclavitud negra en Andalucía” con la participación entre otros de Eusebio Leal, Isidoro Moreno y Baltasar Fra Molinero. En 1999 crea la Muestra de cine etnográfico cubano en Sevilla en la que participan los intelectuales cubanos, Lázara Herrera, Ismael Perdomo y Jorge Luis Sánchez. Creó asimismo el programa para el Desarrollo Económico de la Cultura en Sevilla: La cultura como incentivo para el desarrollo local.

A lo largo de su trayectoria ha impartido decenas de conferencias sobre el negro y la historia del Flamenco en España, Perú, México, Brasil, Cuba, Chile, Paraguay, Colombia, Portugal. En 2004 crea el programa Corasón mucho Corasón, donde se recupera y presenta en Sevilla la figura del músico afro argentino, Oscar Alemán. Investigando en archivos brasileños en el año 2006, descubre una colección de imágenes inéditas de España que hizo en el año 1935 el investigador de la negritud y fotógrafo Pierre Verger. Durante años, una selección de esas imágenes se presentó en los Centros de Cultura que España tiene en el mundo. Presenta la revista Palabras de la Ceiba en Cuba junto al agregado cultural de la Embajada de España, Ión de la Riva, Natalia Bolívar y la cantante peruana Susana Baca.

En el año 2007 crea el programa La Fiesta del Cajón en Sevilla. Perú y Andalucía. Participan Susana Baca y su grupo de Perú junto a Gualberto García y Los Delincuentes, de Andalucía. Realiza en Sevilla el programa, Nicolás Guillén, en los derroteros del son. En el que participaron el grupo de Santiago de Cuba “Ecos del Tívoli”. Crea y produce el espectáculo de danza flamenca para el ballet de Juan de Juan: Los sonidos negros del flamenco: De El Rey de Harlem a los negritos sin drama.

Crea en el año 2009 el programa Donde habite el recuerdo, para homenajear y conmemorar en Veracruz, México, a los exiliados de la República Española que llegaron en 1939 a Veracruz, México a bordo del barco Sinaia.

Ya como artista plástico, en 2013 inaugura en Villanueva del Ariscal (Sevilla), la exposición Negros de Arena y Cal. Una muestra que, ampliada, ha recorrido varias localidades y festivales de Andalucía en los últimos años. En 2016, la Universidad de Sevilla presenta su obra “Los Flamencos de Guinea” y participa junto a José Luis Ortiz Nuevo, Raúl Rodríguez, Isidoro Moreno o Faustino Núñez en el seminario que organiza la Universidad de Sevilla: Los sones negros del flamenco, sus orígenes africanos.

Como autor e investigador en 2017 crea su colección de libros escritos, diseñados e ilustrados por él, Los invisibles, de los que hasta la fecha ha publicado Hechos y cosas de los negros de Sevilla (2017), Las negras de la Inmaculada (2018), Las negras de la mar (2018), La Venta de la Negra (2022), El negrero de Puente Genil (2022) y El arroz negro que tú no ves (2023). Este mismo año también ha reeditado con nuevos datos Hechos y cosas de los negros de Sevilla.

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Manuel “Ballena” Jiménez es músico, investigador y coleccionista de instrumentos musicales. Ha dedicado los últimos 20 años al aprendizaje y estudio de las artes musicales del continente africano y su diáspora. Además de participar activamente en varios grupos musicales, como Ballena Gurumbé, colabora en proyectos de musicoterapia con percusión. Después de 20 años de experiencia en la docencia musical, crea un espectáculo didáctico “África, el origen” donde se muestran variedad de instrumentos y estilos musicales que conviven en África. Actualmente dirige cursos de música africana en Universidad de Sevilla y se encuentra al frente de la exposición de instrumentos “¿Te suena África?” como guía y coordinador de actividades. Colabora asiduamente en eventos y exposiciones de Jesús Cosano.

Los cinco de Jesús Cosano:

  • Songoro Cosongo, Nicolás Guillén. Editorial Losada. 1971.
  • Los instrumentos de la música afrocubana, Fernando Ortiz. Editorial Música Mundana.
  • Glosario de afronegrismos, Los negros curros, Contrapunteo del tabaco y el azúcar (Dos tomos), Fernando Ortiz. Editorial Ciencias Cubanas.
  • El Negrero, Lino Novás Calvo. Tusquets Editores.
  • La imagen del negro en el teatro del Siglo de Oro, Baltasar Fra Molinero. Siglo XXI Editores. 1995

Jesús Cosano: «Intento hacer visible las profundas culturas con las que el Pueblo Negro ha contribuido al mundo»

La investigación acerca de la presencia africana en España es aún minoritaria, aunque no tanto como el desconocimiento general de la población respecto a la misma. Esta última década autores como Antonio Santos Morillo, José Antonio Piqueras o Aurelia Martín Casares, han publicado artículos y obras en las que la huella histórica africana en España comienza a perfilarse a través de estudios lingüísticos, arqueológicos o documentales. Entre todo este grupo de investigadores destaca especialmente Jesús Cosano. Actor inquieto de la cultura andaluza desde los años 70, Cosano fue recopilando poco a poco documentación acerca de la presencia negra en el espacio del Caribe Afroandaluz (García León, 2002). Los documentos, encontrados en pilas bautismales, registros eclesiásticos o en casas de contratación, pusieron de manifiesto el gran número de africanos que poblaron la España de los siglos XVI, XVII y XVIII y el rol que jugaron en ella. Ya en 2017, Cosano publica su primera obra “Hechos y cosas de los negros en Sevilla”, formando un revuelo considerable empujado por el gran éxito del magnífico documental Gurumbé, canciones de tu memoria negra (Rosales, 2016) para posteriormente publicar otros tres títulos más dentro de la colección “Los invisibles”

Entrevistamos a Jesús Cosano, con motivo de su nueva publicación El arroz negro que tú no ves, el séptimo volumen de la colección, en el que descubre cómo fue la variante del arroz africano, Oriza Glabérrima (que las mujeres y hombres de la costa occidental africana cultivaban desde hace milenios de años), el que llegó con los barcos negreros y los niños, mujeres y hombres que transportaban a la península ibérica y a el continente americano.

Antes de comenzar a hilar fino en la presentación del nuevo libro El arroz negro que tú no ves, ¿podrías contarnos tus inicios como investigador?

Claro que sí. Todo comenzó cuando era muy joven (tendría unos 15 o 16 años), era aficionado al flamenco y sentía la necesidad de explicarme sus orígenes, de dónde venían esas músicas y danzas que aparecieron de la nada en los inicios del siglo XIX en algunas familias y lugares de Andalucía, España.

En aquellos tiempos, los grandes eruditos y estudiosos de esas músicas, teorizaban sobre esos orígenes y unos, decían que si venía de la India o centro Europa y que fue introducido en España con la llegada de los primeros gitanos;  otros, argumentaban que era el pueblo sefardí; otros, hablaban del pueblo morisco y el norte de África; otros, que si procedía de Egipto…, pero nadie o casi nadie hablaba de las negras y negros que llegaron a España esclavizados y durante más de trescientos años vivieron, nacieron y murieron en territorio peninsular. ¿Cómo era posible que se hubieran olvidado de esas negras y negros que, sufriendo y malviviendo en este país, bailaban, cantaban y hacían música y que protagonizaron muchas de las obras de Cervantes, Quevedo, Lope de Vega, Simón Aguado, Gil Vicente, Lope de Rueda, Castillo de Solárzano, Luis de Góngora, Calderón de la Barca, Vélez de Guevara, Ximenez de Enciso, Quiñones de Benavente…, y sobre todo, cuando justamente lo que hacían esas negras y negros era nutrir la cultura popular con sus ritmos y danzas; el guineo, la chacona, el cumbé, el zarambeque, la zarabanda, el tango, el zambapalo, la rumba, el fandango, el manguindoy, el zorongo…, músicas y danzas de negros que a lo largo del tiempo ayudaron a formar el tejido de la música popular de España.

Así las cosas, me puse a investigar toda esta historia sobre la presencia de esclavizados negros en las tierras españolas. La enorme cantidad de publicaciones y la documentación existente por los diferentes archivos españoles y del mundo, me permitió trabajar durante más de 40 años y aún hoy continúo haciéndolo.

Fuiste presidente de la Fundación Luis Cernuda, ¿cómo fue esta etapa de tu vida?

Bueno, yo fui director de la Fundación Luis Cernuda durante siete años, entre 1987 y 1995. Fueron años de creatividad y de ilusión colectiva por lo que se estaba haciendo. España salía de la dictadura franquista y las instituciones empezaron a nutrirse de actividad cultural que era inexistente en la época anterior. Desde la Fundación Luis Cernuda se crearon e impulsaron programas nuevos como: Los Encuentros de Música de Cine, el Festival de Jazz de Sevilla, el de Danza de Itálica; La Cátedra ambulante de historia y técnica de Cine, la creación de la sala de exposiciones de la Fundación (un lugar por donde pasaron las obras de los autores contemporáneos más destacados de Europa), los Encuentros del son cubano y el flamenco, una de las primeras iniciativas que ocurrieron en España para el estudio del flamenco y las músicas del caribe…, y miles de actividades culturales que llenaron los pueblos y la ciudad de Sevilla.

Cuéntanos un poco acerca de los encuentros de son cubano y el flamenco, ¿quién tuvo la idea? ¿qué se aprendió de todo aquello?

La idea surgió en Madrid, en 1993. Santiago Auserón había organizado en la Casa de América de Madrid los Encuentros del son y la poesía cubana. Una iniciativa privada para hacer algo fundamental, acercar a los grandes creadores cubanos y la cultura cubana a las culturas peninsulares. Algo que nadie, ni allí ni aquí, habían hecho hasta entonces. Poetas, escritores, musicólogos y grupos de música de Cuba llenaron durante tres días de ideas y trabajo la Casa de América. Uno de esos días, las jornadas finalizaron con la actuación de “Los Muñequitos de Matanzas”. De pronto un compañero de la Cernuda y yo estábamos escuchando el guaguancó que estaban interpretando y nos miramos sorprendidos y emocionados; no podíamos creer lo que estaba pasando; aquello que sonaba en ese momento interpretado por los músicos negros de Matanzas, lo sentíamos muy cercano, muy andaluz; era ¡Cádiz, sus cantes, sus músicas, su aroma…!

Allí surgió la idea y tres semanas más tarde estaba recorriendo la isla de Cuba junto a Bladimir Zamora, buscando a los viejos soneros que participarían en los “I Encuentros del son cubano y el flamenco”. El Guayabero, en Holguín, al maestro Marrero, en Santic Spíritu, Los Naranjos, en Matanzas, Compay Segundo, en La Habana… En julio del 94, todos esos nombres y los músicos cubanos que formaban cada uno de esos grupos, se encontraban en los escenarios de Sevilla y sus pueblos con los músicos flamencos (“Tío Juane”, “Nano de Jerez”, “Gaspar de Utrera” “Gaspar de Perrate”, “Ana La Turronera”, Pedro Bacán, Pepa la de Benito, Miguel Funy, Juana Amaya, Ramón Vargas “El Farrirri”…),  interpretando una de las más bellas escenas musicales vividas en los escenarios: cómo artistas de las dos orillas con una historia común pero desconocida por ambos, hacían brotar -sorprendidos y emocionados todos ellos- en los escenarios sevillanos las esencias comunes de ambas culturas.

Además, eres artista plástico. ¿Cuál es tu relación con esta disciplina? ¿Cómo la vinculas a tus estudios históricos?

Bueno esa fue una etapa muy fructífera de mi vida. Yo pintaba desde pequeño, pero fue a raíz de una enfermedad que requería mucho descanso, cuando volqué mis conocimientos sobre la historia de la población negra de España y de Europa en un trabajo que se llamó “Negros de Arena y Cal”. Posteriormente seguí trabajando nuevas propuestas a medida que iba haciendo visibles historias de las negras y negros de España. Uno de esos trabajos se llamó “Los flamencos de Guinea”, y habla de las referencias que hay en los villancicos -que cantaban las negras y negros de Sevilla, Cádiz, Málaga, Córdoba…, a finales del XVII y principios del XVIII-, a los nombres de cantes y bailes y su posible vinculación con el preflamenco. Precisamente, se llamaba así la exposición, “Los flamencos de Guinea”, porque uno de esos villancicos hacía la referencia y asociaba por primera vez –mucho antes de lo que hasta esa fecha se conocía- , la palabra “Flamenco” a Música, a Danza, a África, a Negros, a Guinea. Es decir, la primera vez que en España se conoce -hasta el día de hoy- la palabra flamenco asociada a música y danza resulta que es para nombrar a negros africanos: “los flamencos de Guinea”. ¿Da que pensar, verdad?

Saltamos al año 2017, en el que comienzas un nuevo proyecto Los invisibles, donde a través de un profundo trabajo de documentación e investigación de archivo, desvelas una parte de la Historia oculta de España, su Historia negra. ¿Cómo se inició este proyecto? ¿Cómo te procuras de tus fuentes documentales?

Esa historia comenzó a hacerse realidad de casualidad. Un día una amiga leyó un trabajo que había hecho sobre recorridos por la Sevilla de los negros, y me animó a que escribiera. Con mucho miedo me puse y saqué el que sería el borrador del primer relato del primer libro. Cuando lo leyó se emocionó y ella fue la que me animó a continuar.

El trabajo de las fuentes documentales ya llevaba muchos años. En realidad, acumulo mucha información y documentación –imágenes incluidas-, desde hace bastantes años. Ese trabajo ya lo tengo adelantado. Lo de concretar que historias contar es lo que hago en cada libro.

El primer volumen de la colección Hechos y cosas de los negros de Sevilla” supuso una pequeña revolución dentro de la historiografía andaluza ¿cómo sintió su recepción?

Sí, sí, ese libro fue un revulsivo en la sociedad andaluza y española. Conmocionó a muchos que desconocían o sabían poco de esas historias. De hecho, el libro se agotó en poco tiempo. En la primavera del 2023, tendremos una segunda edición.

Yo creo que es la forma de contar esas historias lo que hace que mis libros sean leídos por diferentes tipos de lectores. Cuando inicié el trabajo, una de mis preocupaciones era esa, cómo hacer llegar a una mayoría esa parte de la historia. Porque en realidad, una sustancial parte de la documentación de la que yo me “alimento”, está publicada en diferentes obras, tesis y trabajos académicos. Pero esos trabajos tienen la dificultad, por lo que sea, de que no trascienden ese ámbito, no salen de esos pequeños círculos académicos.

Por ese motivo mis libros están estructurados en relatos cortos para no cansar al lector, unidos por un pequeño hilo de ficción que permite ir apareciendo a las protagonistas reales de mis historias: las mujeres y hombres negros de España. Todo ello sin perder el rigor. Los libros tienen multitud de notas al margen y una extensa bibliografía que puede ayudar al lector que quiera profundizar en esa historia.

En dicho volumen, la labor documental no deja lugar a dudas acerca del impacto de la población negra en Sevilla a partir del siglo XIV. ¿Qué sabemos de la época anterior? ¿Existen documentos de la época anterior a la conquista cristiana?

Si, hay documentos y sobre todo imágenes y restos arqueológicos. Por ejemplo, en la Punta de Nao, en Cádiz, se descubrieron bustos de cabezas de negros nada menos que del siglo VII antes de Cristo. Están en el Museo de la ciudad de Cádiz donde se pueden contemplar. Mosaicos romanos donde se representan escenas con esclavos negros son visibles en varios lugares de la península ibérica: Tarragona, Alcalá de Henares, Mérida, Coímbra, Cascais… Por otro lado, desde el siglo VIII, la presencia de negros entre las tropas y servidumbre de los árabes que penetraron en diferentes oleadas en la península ibérica fue notable. Son datos que nos impulsan a profundizar más detalladamente en sus vidas y actividades, todas ellas realizadas mucho antes de la llegada masiva de esclavos africanos a través del Océano Atlántico.

A propósito de esto, hace unos días, un equipo forense de la Universidad Complutense de Madrid, descubrió que San Isidro Labrador que nació en 1082, era ¡negro! Y no un negro cualquiera, medía cerca de 1,85 metros, mucho más alto que la media de los españoles de entonces y muy parecido por su aspecto y envergadura a los negros que en el siglo XV se encontraron los portugueses en La Costa del Arroz africana…

La presencia negra en Andalucía llegó a representar un gran porcentaje de la población ¿qué orígenes tenía ésta? ¿cuáles fueron las prácticas comerciales que forzaban a esta migración?

La entrada masiva de negras y negros en España, capturados en África, comienza a efectuarse desde finales del 1300. Es decir, desde que españoles, italianos, franceses y sobre todo portugueses, navegando por el Océano Atlántico comienzan a sobrepasar el cabo de Bojador y volver a la península. Hasta esos años no se conocían las técnicas de navegación para doblar ese cabo que era considerado “el fin del mundo”. Así lo recogía el gran poeta Fernando Pessoa en su poema Mar Português: “Quem quere passar além do Bojador / Tem que passar além da dor”. A partir de ese momento, Palos, Moguer, Ayamonte, Huelva, El Puerto de Santa María en España y Lagos, Arenilha, Portimao, Faro, Lisboa en Portugal, comienzan a llenarse de negras y negros capturados en las costas mauritanas –azenegas- y posteriormente, Senegal y el resto a medida que avanzaban los portugueses por la costa occidental africana.

Desde esos años, el mercado de africanos se incrementa en todo el sur de la península. Y la ciudad de Sevilla y su puerto en uno de los más activos centros de compra y venta de esclavos. Y no sólo en el sur. Los puertos de las costas mediterráneas, Málaga, Almería, Alicante, Valencia y Barcelona, también. Especialmente activos en este comercio de negros africanos por el Mar Mediterráneo, fueron los florentinos amigos de los Reyes Católicos (tenían licencia real para traficar en España), Bartolomeo Marchioni, Giannotto Berardi y Cesare Barzi. Estaban establecidos cada uno de ellos en ciudades estratégicas de ese comercio: Lisboa, Sevilla y Valencia respectivamente, y entre los tres, nutrían de esclavos sus puertos.

Hablemos de El arroz negro que tú no ves. En él, hablas de la presencia de esclavistas españoles hasta el s. XIX en la costa de África Occidental, en lo que se llamaba la Costa del Arroz. ¿Qué les llevó a establecerse en dicha región? ¿Cómo se ejercía la explotación del arroz?

Sí, igual que se “disimuló, ocultó o se olvidó” decir en los manuales de la historia de España que, este país junto a Portugal fue el que inició el gran tráfico de esclavos de la Época Moderna, también se ocultaron a los negreros de España que establecidos desde muy temprano en la costa occidental africana, dedicaban su vida a lucrarse y enriquecerse, capturando y vendiendo a niños, mujeres y hombres. Allí estaba desde los inicios de la Trata el moguereño Juan de la Barrera, el que financió el convento de las Agustinas de Nuestra Señora de la Encarnación de Sevilla. El que dejó dicho en su testamento que “se compraran ocho esclavas negras para el servicio de la comunidad y que si se moría una esclava negra se repusiera por otra»; los hermanos Caballero, los que están enterrados en la catedral de Sevilla como si hubieran sido grandes benefactores de la sociedad y no despiadados negreros. La red familiar que tenía el médico y negrero Simón de Tovar, los hermanos Torres, malagueños, factores negreros al servicio del rey de Portugal, o el negrero de la Inmaculada, Gonzalo Nunes de Sepúlveda famoso en Sevilla por su advocación a esa virgen. Y desde 1817, cuando el tráfico de esclavos era ilegal, fueron de nuevo negreros españoles los que desde las costas africanas llenaban los puertos del Caribe de esclavos. Casi un millón de persona fueron introducidas solamente en Cuba en menos de cien años. Todos ellos y muchos más aparecen en los relatos del nuevo libro de la colección de Los Invisibles que se llama El arroz negro que tú no ves.

El arroz africano, en actual desventaja respecto al arroz asiático, ha sido la base de la alimentación de muchos pueblos, incluido el americano, cuyo arroz proviene de África. ¿Cómo se realizó su cultivo y explotación en América y España? ¿Continúa la variedad africana estando presente en la Península Ibérica?

Efectivamente, en el último libro descubro otra de las grandes aportaciones del pueblo africano a la humanidad. Tampoco los países colonialistas hablaron de ello. Silenciaron que los africanos cultivaban una variedad de arroz desde hacía miles de años y que lo hacían con la misma antigüedad que el arroz de los pueblos del continente asiático. Y fue esa variedad de arroz, Oriza Glabérrima, la que introdujeron en la península ibérica y en América donde la cultivaron en enormes extensiones. Fueron los esclavos africanos, las esclavas mayormente, las que conocían las técnicas del cultivo del arroz en las costas africanas y las que llevadas como esclavas a las costas de América, lo volvieron a cultivar allí. Y recientes investigaciones,  confirman que en Alcacer do Sal, y otros lugares de Portugal, se cultivaba también la variante africana, Oriza Glabérrima, y eran las mujeres y hombres capturados en África las manos que lo hacían.

Los europeos no conocían las técnicas para cultivar el arroz en esos terrenos, fueron las africanas las que lo hicieron. Y fueron ellas las que introdujeron las semillas del arroz para su cultivo en América. El arroz, era uno de los alimentos de los barcos negreros y en esos mismos barcos, eran las mujeres las que lo elaboraban descascarillando los granos para alimentarlos.

Y sobre lo que me preguntabas de si continúa estando presente la variedad africana en la península ibérica; lo desconozco. Lo que sí sé es que el arroz africano sigue siendo esencial para la alimentación mundial. Recientemente, científicos del Centro Africano del Arroz, han conseguido con cruces genéticos una variante híbrida entre los dos tipos de arroz, el africano y el asiático que se llama Nerica, el acrónimo de «Nuevo Arroz para África».

Pones encima de la mesa la posibilidad de que el arroz africano llegara a Valencia ¿hay pruebas al respecto? El thieboudienne senegalés y la paella en el fondo no son platos tan distintos…

(Ríe) no, no lo son… Mira, lo que sí es cierto, porque así nos los muestran los documentos es que la variante del arroz africano, Oriza Glabérrima llegó a la península ibérica. Recientes estudios comienzan a poner en evidencia la posibilidad de que ese arroz incluso llegara a cultivarse en Alcácer do Sal, en Portugal. De la historia del arroz en España se desconoce casi todo. Algunas referencias que hablan de la introducción del arroz por los árabes y poco más. Y de la posible introducción de la variante africana en Valencia también. Lo que sí es cierto es que los barcos negreros, los granos de arroz y las personas que sabían cultivarlo, llegaron a todos los puertos peninsulares en los inicios del gran tráfico de esclavos de la Época Moderna. Y también que en el siglo VIII con las primeras penetraciones árabes en España, venían multitud de esclavos y soldados negros y muchos de ellos eran originarios de los lugares donde se cultivaba el arroz africano… De momento es todo lo que se puede decir. Un profundo estudio sobre su historia podría confirmarlo.

Para ir acabando, nos interesa mucho también destacar la línea de investigación respecto al flamenco y su huella negra que incluyes en tus obras. Hay muchas teorías al respecto, tú partes desde la documentación española, pero ¿existen estudios comparativos de patrones rítmicos, líricos o melódicos entre el África Occidental actual y la Baja Andalucía?

Bueno yo no soy músico ni estudioso de las músicas, lo que hago en mis libros es documentar la presencia de negras y negros en los inicios del flamenco y de camino en el toreo también. Doy datos, imágenes y nombres. Se que en los años 80 se hizo un gran Congreso Internacional sobre las músicas de América y el flamenco y en él de pasada se habló algo de la música africana y el flamenco, protagonizado entre otros estudiosos, por los españoles Arcadio Larrea Palacín y José Luis Ortiz Nuevo. Lo que sí hay en la actualidad, es un movimiento musical y musicológico muy importante que empieza a hacer visibles esos vínculos entre las músicas africanas junto a las del Caribe afroandaluz y el flamenco, protagonizados entre otros, por dos de los grandes músicos de España, Raúl Rodríguez y Santiago Auserón.

© Javier Mantecón (extracto)

“La historia de los negros de Sevilla y España ha sido sistemáticamente silenciada, pese a que es evidente que hay un fluido negro que nos enriquece una barbaridad” (Jesús Cosano)