Presentación del libro Los Inocentes (Obras y artículos teatrales) (Ediciones del Genal. Col. Tanagra) de Pablo Bujalance en conversación entre el dramaturgo y periodista y Héctor Márquez. Lectura dramatizada: Mel Rocher y Andrea Vargas.
12/05/2023 - 19:00 - Librería Proteo -
Entrada libre hasta completar el aforo.
Pablo Bujalance es un lujo cultural en Málaga: uno de los periodistas y cronistas culturales más completos y con mejor pluma que ha dado Málaga en los últimos tiempos. Y, sobre todo, un apasionado del teatro. Dramaturgo, premiado, y estilizado crítico, era un crimen que aún no estuviese publicada su obra. Y eso fue lo que le propuso su viejo compañero Héctor Márquez. ¿Por qué no publicas tu teatro y una selección de tus artículos en Tanagra, la nueva colección de teatro de Ediciones del Genal, la editorial de Proteo? Y así ha sido. Y ha salido un volumen espléndido: Los inocentes (Obras y artículos teatrales) reúne tres obras estrenadas entre 2014 y 2021 y una selección de artículos críticos publicados en el mismo periodo en distintos medios: el testimonio vital y literario de un creador que ha hecho del teatro su casa y su compromiso. Lo prologa el Premio Nacional de Teatro 2010 Eusebio Calonge. Y lo presentamos en una charla entre Bujalance y Márquez el próximo viernes 12 de mayo. A las 19:00 en El Tercer Piso de Librería Proteo. Mel Rocher y Andrea Vargas, protagonistas del estreno de Los inocentes en 2014, realizarán una lectura dramatizada de un fragmento de la obra durante la presentación. Entrada libre hasta completar aforo.
LOS INOCENTES
Los Inocentes (obras y artículos teatrales) es el número 2 de la colección Tanagra de textos teatrales publicada por Ediciones del Genal. Su primer título, Carmen, de Cristina Navarro, fue presentado el pasado mes de noviembre, también en el proyecto El Tercer Piso. Este volumen, diseñado y maquetado por Vicente Canteli bajo cuidado de edición de Héctor Márquez, reúne los textos de tres obras originales de Bujalance estrenadas entre 2014 y 2021, Los inocentes, El idealista y Medea en Beirut, así como una selección de ensayos y artículos críticos publicados en el mismo periodo en distintos medios bajo el cintillo global de Pensar el Teatro. Desde reflexiones sobre la contemporaneidad y universalidad de textos de dramaturgos varios -Shakespeare, Albee, Alfonso Sastre, Ionesco, Beckett o Juan Mayorga- hasta alegatos no ya sobre la oportunidad sino la necesidad de que el teatro forme parte troncal de la educación de niños y jóvenes estos artículos esconden y mantienen su vocación de clásicos. Esto es: estar magníficamente escritos y ser siempre oportunas, frescas y contemporáneas sus reflexiones.
El prólogo está escrito por un grande de nuestro teatro contemporáneo; Eusebio Calonge, dramaturgo con su compañía La Zaranda y Premio Nacional de Teatro 2010. En este prólogo nos dice lo siguiente: “la literatura dramática que perdura es aquella que dejando su soporte de papel se nos va escribiendo en la memoria, un trazado de imágenes donde las palabras se guarecen, se ocultan, para volver a ser descubiertas en el escenario”.
Porque escribir teatro y escribir sobre el teatro constituyen dos variantes del mismo ejercicio para Pablo Bujalance: se trata, en ambos casos, de indagar en las costuras del lenguaje para descubrir de qué modo nos espera la escena al otro lado, cómo puede la palabra significar cuando se encarna en el acogimiento de la representación. Es ahí, en la escena, donde la palabra encuentra su humanidad más precisa; y es desde ahí como con más decisión puede romper los límites del yo y abrazarse en el nosotros.
Con estos mimbres, el volumen presenta el testimonio vital y literario de un creador que ha hecho del teatro su casa y su compromiso, así como un alegato sobre el poder transformador de la escena.
Por un teatro de todos, para todos.
Las huellas futuras (Por Eusebio Calonge)
La literatura dramática que perdura es aquella que dejando su soporte de papel se nos va escribiendo en la memoria, un trazado de imágenes donde las palabras se guarecen, se ocultan, para volver a ser descubiertas en el escenario. Leemos las obras escenificando en nuestra imaginación lo que más tarde los actores, cuerpo a cuerpo, deberán llevar a las tablas. Su proceso natural es partir de un libreto que se escenifica antes de ser editado, por tanto, está pensado antes que nada para el actor. Sólo siguiendo este proceso podemos decir que lo que queda en un libro es una obra teatral. Es lo que en primer lugar legitima la calidad de estos tres textos dramáticos, si el autor le dio voz al personaje este le devuelve el eco en el tiempo. Un tiempo que será prolongado, que aventuro muy largo, en el caso de estas obras. Porque en ellas convergen conocimiento y sensibilidad, como en la punta de una flecha que se dispara a la diana del corazón del público. Estos son textos que aun ocurriendo en el espacio de la conciencia buscan la emoción. Conoce Pablo Bujalance esa trayectoria, la que va del sentimiento al pensamiento. Muestra de esta pasión, buscada desesperadamente en la razón, su teatro refuta ideas filosóficas, un fluir entre el fondo y la forma de asombrosa vitalidad, la que hace latir las palabras en el espacio.
Oscila su obra dramática de lo trágico a lo cómico sin levantar muros, sino difuminando sus contornos, indagando entre sus límites, en su tragedia quedan rescoldos de humor y su comedia se cimienta sobre lo inexplicable de la existencia, eso que se llamó el absurdo. Porque Bujalance es capaz de hacer que el mismo Segismundo llegue a esperar a Godot, su manejo del conocimiento teatral viniendo desde muy atrás conoce a la perfección el teatro que se hace hoy. Su obra sigue las huellas de la tradición teatral buscando el horizonte, esa andadura que hace lícitas las vanguardias.
Los conflictos que marcan a sus personajes son desgarros interiores. El asunto que socava sus argumentos es el pasado como algo que condena al futuro. Los mitos se refugian entre los escombros de una época, dejando a la intemperie sus espíritus. Sin embargo, pese a la virulencia de estos conflictos no se contagia de los clichés literarios contemporáneos, su mirada no se opaca en la actualidad, sino que vislumbra en la realidad sin necesidad de propagar un discurso. No necesita ampararse en artificios escénicos ni en cachivaches de la época, sino que toma fuerza en su desnudez, en su propio lenguaje.
Un lenguaje teatral, que raro hoy, muestra más que su pensamiento el llamear de un alma. Su perplejidad ante el mundo ilumina sus escritos, sondea esos abismos de la existencia con un trazo tan firme como desgarrado. Unas líneas por entre las cuales resuenan muchos ecos, todas las voces que están en nuestra voz. El gran eco de un oficio. Este que a la perfección maneja Bujalance.
Encontramos también en este libro el cómo la creación corre pareja a la reflexión y digo reflexiones que no opiniones que son tan frecuentes encontrar en el periodismo actual. El interés de estos artículos va más allá de la fecha de su publicación, no caduca en su presente, sino que abre el pensamiento hacia adelante. Porque el arte del teatro se abre en cada instante y no en el momento de su escritura o de su efímero estreno sino en el momento en que vuelve a tomar vida el sueño que contiene a veces unos añicos de la historia, otras las incógnitas del destino humano, siempre ese misterio de su fugacidad en el tiempo. Conocía a Pablo Bujalance como articulista, sus “Diarios de Próspero” son una referencia en ese erial de la cultura teatral andaluza. Se reúnen aquí algunos de sus artículos, donde asoman la sombra infinita de Hamlet, la fe perdida en Heiner Müller, Camus, Albee o las tumbas de Beckett o Ionesco… al igual que como crítico, su criterio responde a su conocimiento y no a sus fobias. Haciéndonos mirar desde otro ángulo para que veamos lo que nos pasó desapercibido.
Se pregunta en uno de sus artículos el autor “¿Que teatro será el que llegue a dejar huella en el presente?” Creo será el que deje huellas que se puedan seguir en el futuro, y para eso hace falta que sean profundas, que transciendan la frivolidad, que no sean borradas por las mareas de modas de cada época. Pablo Bujalance se atreve a escribir para la eternidad.
Eusebio Calonge
(Dramaturgo con su compañía Teatro de la Zaranda. Premio Nacional de Teatro en 2010).
Pablo Bujalance
Nacido en Málaga en 1976, Pablo Bujalance es escritor y periodista. Actualmente colabora con el diario ‘El Mundo’ y el Grupo Joly, donde publica crónicas y artículos literarios. En 2004 publicó su primer libro, ‘Padre’, con el que ganó el Premio Málaga Crea de Poesía, concedido por el Ayuntamiento de Málaga. Desde entonces ha publicado novelas, relatos, ensayos, poemas y obras de teatro. Como dramaturgo, ha estrenado desde 2011 una veintena de obras, incluidas algunas adaptaciones de clásicos, que en varias ocasiones han sido objeto de giras y premios dentro y fuera de España. Desde octubre de 2021, Bujalance dirige el Taller de Mundos Posibles, espacio para la formación en escritura creativa abierto en Málaga.
Entre sus reconocimientos cabe destacar, además del Premio Málaga Crea, el Premio del Teatro Andaluz a la difusión de las artes escénicas, concedido por la Fundación SGAE en 2015; así como los galardones otorgados por el Festival de Teatro Clásico de Almagro y la Asociación de Críticos de Teatro de Uruguay a ‘A secreto agravio, secreta venganza’, producción escénica de la obra de Calderón de la Barca con la versión libre de Pablo Bujalance. En 2021 ganó el primer premio del Torneo Andaluz de Dramaturgia con su obra ‘Medea en Beirut’. Su última obra es una adaptación de ‘La tempestad’ de William Shakespeare para la compañía de teatro inclusivo de Antonio Zafra estrenada en el Teatro Cervantes de Málaga en junio de 2022. Su último libro, el poemario ‘Los relojes de río’, se publicó en 2021.
Los cinco de Pablo Bujalance:
- Hamlet de William Shakespeare.
- Esperando a Godot de Samuel Beckett.
- Calígula de Albert Camus.
- Matar a Platón de Chantal Maillard.
- La vida instrucciones de uso de Georges Perec.